Casi 3 de cada 4 embarazos adolescentes en América Latina y el Caribe no son planificados, y cerca de la mitad terminan en abortos y de acuerdo a la ENSANUT 2014 y el INEGI 2015 aproximadamente 1 de cada 5 embarazos en México ocurren en población adolescente. Un elemento esencial en su prevención es el conocimiento, acceso y uso consistente y eficaz de anticoncepción.
Tal es así que, si las adolescentes que necesitan métodos anticonceptivos los utilizaran, el número de embarazos adolescentes en América Latina bajaría de 3.6 millones al año a 2.4 millones al año. Esa reducción del 44% de embarazos adolescentes a su vez redundaría en 1,400,000 partos menos (no planificados); 600 mil abortos menos (de los cuales casi todos se realizan en forma insegura) y 200 mil pérdidas menos de embarazos no buscados.México es el país con mayor número de madres adolescentes de los países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre otros factores, por la falta de acceso a métodos anticonceptivos y su uso irregular.
De los 27.5 millones de mujeres de entre 15 y 19 años que viven actualmente en América Latina y el Caribe, el 34% requiere métodos anticonceptivos porque son sexualmente activas o están casadas, pero no quieren ser madres en los próximos 2 años. Sin embargo, de esos 9.4 millones de adolescentes, el 36% (cerca de 3.4 millones) no utiliza ningún método anticonceptivo o –en una proporción menor– emplea métodos anticonceptivos tradicionales, que son menos efectivos que los métodos modernos [1].
En 2016 el costo estimado de proveer servicios anticonceptivos a las adolescentes de América Latina y el Caribe es de tan sólo 20 dólares por persona al año. Los métodos anticonceptivos modernos en la región de América Latina y el Caribe más utilizados son las pastillas y el condón masculino, sin embargo ampliar la utilización de métodos modernos es crucial, dadas las elevadas tasas de fecundidad adolescente en comparación con el promedio mundial y con otras regiones del mundo. La tasa de fecundidad adolescente de América Latina y el Caribe es de 73.2 embarazos por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años, mientras que el promedio global es 48.9 (y de 52.7 en los países en desarrollo). Prácticamente duplica los niveles del resto de las regiones [2].
Otro dato preocupante es el número de embarazos no planificados que ocurren antes de que la mujer alcance la mayoría de edad. En el Cono Sur, 1 de cada 5 nacimientos de madres adolescentes que ocurren cada año son de mujeres que ya han tenido uno o más hijos. Un segundo embarazo y nacimiento a edades tempranas no sólo supone intervalos entre partos demasiado cortos y no recomendables, sino que también es una evidencia que señala las oportunidades perdidas de intervención exitosa durante la atención del primer embarazo, así como del nacimiento y cuidado de los hijos de madres adolescentes [2].
El valor de la educación
Un aspecto fundamental en pos de una buena salud sexual y reproductiva (y, por consiguiente, de la prevención del embarazo adolescente no planificado) es la educación. Basta mencionar que la mayoría de las adolescentes que fueron madres están fuera del sistema educativo al momento del embarazo [2].
Una educación escolar integral y de calidad sobre sexualidad transmite conocimientos exactos, promueve actitudes y valores positivos, y desarrolla competencias que permiten tomar decisiones con conocimiento de causa. Estas, a su vez, surten efectos positivos para la salud sexual y reproductiva, incluyendo una iniciación más tardía de la vida sexual, un menor número de parejas sexuales, y una reducción de los casos de sexo sin protección, los embarazos no planificados, el VIH y otras infecciones de transmisión sexual [3].
De acuerdo a la Sociedad Americana de Obstetricia y Ginecología (ACOG por sus siglas en inglés) los anticonceptivos reversibles de larga duración (LARC’s) deberían ser recomendados como primera elección para mujeres y adolescentes en la prevención del embarazo no planificado [4].
Los LARC’s, tales como el implante anticonceptivo subdérmico y los dispositivos intrauterinos, son los mejores métodos reversibles para prevenir el embarazo no deseado en mujeres jóvenes [4], los cuales se encuentran disponibles en México.
Disminuir el embarazo adolescente requiere acciones en diferentes frentes, abolir el matrimonio adolescente, prevenir el abuso y coerción sexual, mejorar el nivel educativo de los adolescentes, empoderar adolescentes y niñas, proveer y mejorar los servicios de anticoncepción.
Recomendaciones [1]
- Proveer de educación sexual a los adolescentes para que puedan tomar decisiones autónomas.
- Generar el acceso a información de Salud sexual y reproductiva a los adolescentes antes del inicio de su vida sexual para que puedan tomar mejores decisiones.
- Preservar y vigilar que los derechos sexuales de los adolescentes se cumplan en los servicios que proveen anticoncepción.
- Proveer de la información correcta a los adolescentes acerca de los riesgos de un embarazo a temprana edad, el uso correcto de los anticonceptivos, informar sobre los efectos secundarios que pueden presentarse y la posibilidad de cambiar de método si así lo deciden.
El Sector Salud en México, cuenta con una amplia variedad de métodos anticonceptivos para que puedas seleccionar el que se adapte más a tus expectativas reproductivas y estado de salud. Es tu derecho seleccionar de manera libre, voluntaria e informada tu método anticonceptivo[.]