Los cálculos renales son dolorosos y generalmente requieren de varios procedimientos muy molestos para los pacientes.
Cada vez hay más pruebas acerca de que la incidencia de los cálculos renales aumenta continuamente, sobre todo entre las mujeres.
Gracias a los datos del Proyecto Epidemiológico de Rochester, los investigadores de Mayo Clinic estudiaron este aumento en los cálculos renales para determinar si se trata realmente de un incremento de casos o simplemente es el resultado de mejores formas de detectar los cálculos renales. Los resultados se publicaron en Mayo Clinic Proceedings.
Con base al sexo, la edad y la formación de los cálculos, los investigadores examinaron a los residentes del condado de Olmsted en Minnesota, que presentaron cálculos renales por primera vez entre 1984 y 2012. Los resultados demostraron que la formación de cálculos sintomáticos tendía a suscitarse entre las mujeres, no entre los hombres, y que el mayor aumento era entre las mujeres de 18 a 39 años de edad.
Los cálculos vesicales fueron menos frecuentes y tendían a ser más notorios en los hombres debido a obstrucciones de la próstata, a diferencia de las mujeres que con mayor frecuencia sufrían de cálculos debido a infecciones recurrentes de las vías urinarias.
“Los cálculos renales sintomáticos se vuelven más comunes entre hombres y mujeres”, afirmó el Dr. Andrew Rule, médico nefrólogo de Mayo Clinic e investigador principal del estudio. “Eso se debe, en parte, al aumento de las exploraciones por tomografía computarizada para diagnosticar los cálculos renales”.
El doctor Rule observó que los avances en la tecnología por imágenes permitieron a los investigadores examinar y clasificar la formación de los cálculos en los pacientes mejor que nunca antes. “Ahora podemos diagnosticar cálculos renales sintomáticos que antes habrían sido imposibles de diagnosticar porque no se los habría detectado”, añadió el médico.
Expuso que para quienes ya tuvieron cálculos renales, saber qué tipo de piedra presentó permitirá adaptar la alimentación para evitar que vuelvan a formarse. Por ejemplo:
Si fueron de oxalato de calcio, posiblemente se deba restringir los alimentos con alto contenido de esta sustancia, como ciertas frutas y verduras, los frutos secos y el chocolate.
Los de ácido úrico se forman en quienes no beben suficiente cantidad de líquido, pierden mucho líquido o tienen una alimentación rica en proteína y, en esos casos, puede ser útil reducir el consumo de proteína animal.
En cualquier caso, sería importante llevar a cabo un examen llamado estudio metabólico de la orina, el cual la analiza durante un período de 24 a 48 horas y brinda información específica respecto al funcionamiento de los riñones, además de ayudar a identificar los factores de riesgo modificables para evitar la formación de cálculos renales.
Cuando nos encontramos frente a cálculos causados por la alimentación, una de las maneras más directas de reducir su formación es beber suficiente cantidad de líquido. Esto ayuda a diluir la orina haciendo menos probable la existencia de cálculos.
Cuando hay antecedentes de este problema, los especialistas generalmente recomiendan que la excreta de orina sea de alrededor de 2½ litros diarios.
Una forma de calcular si se ingiere suficiente cantidad de líquido es revisar su apariencia: si es transparente o de color claro, entonces, lo más probable es que esté bebiendo líquidos en cantidad suficiente.
La cantidad de sal que se ingiere en la alimentación también marca una diferencia: Consumirla demasiado aumenta la cantidad de calcio que los riñones deben filtrar y el riesgo de cálculos renales.
Por su parte el Dr. Mitchell Humphreys, del Departamento de Urología de Mayo Clinic señaló que es muy importante consultar a un especialista en dietética para elaborar un plan de alimentación adecuado.
Mencionó que la herencia también desempeña una función importante en este padecimiento.
La persona que tiene un familiar con cálculos renales, resaltó el experto, presenta el doble de probabilidad de tenerlos que quien no tiene antecedentes familiares.
«La mayoría de las personas tiene el primer cálculo renal entre los 40 y 60 años. Además, una vez que alguien forma un cálculo renal, el riesgo de tenerlos en el futuro aumenta y después del primer cálculo renal, la probabilidad de tener otro durante el primer año es de alrededor del 15 por ciento, en los siguientes 3 a 5 años es del 35 al 40% y en los siguientes 10 años es del 50 por ciento«.
Por último, los antecedentes médicos personales pueden igualmente contribuir a la formación de cálculos renales. Las enfermedades y afecciones capaces de aumentar el riesgo para cálculos renales son, entre otras:
- enfermedad inflamatoria intestinal,
- diarrea crónica,
- acidosis tubular renal,
- cistinuria,
- hiperparatiroidismo,
- infecciones de las vías urinarias.
Un índice de masa corporal elevado, un tamaño grande de la cintura y ganar peso también se relacionan con la formación de cálculos renales. La cirugía bariátrica y ciertos medicamentos, asimismo, pueden aumentar el riesgo.
Ante cualquier indicio de tener cálculos renales, lo más importante será consultar a un especialista quien revisará los factores de riesgo y, en caso de ser necesario, recomendará medidas para evitarlos o tratarlos, concluyó el experto.
Con Información de Mayo Clinic.