La amenaza de adquirir una infección intrahospitalaria está latente en toda persona que ingrese como interno a estos centros de atención médica, pero también en aquellos pacientes que sufren de intervenciones invasivas en estudios, terapias o pruebas clínicas.
La mayoría de estas infecciones son provocadas por bacterias que han generado resistencias contra antibióticos incluso entre los más avanzados y sofisticados, lo que significa que se trata de “bichos harto toreados” que pueden complicar la salud hasta la muerte.
Se les llama infecciones nosocomiales a todas aquellas que son adquiridas dentro de un hospital a las 48 o 72 horas de ingresado el paciente.
Entre estas infecciones, de las que destacan por su inmunidad y aguerridas batallas para combatirlas, están las que se adquieren en áreas críticas como las de terapia intensiva, “tal como vimos las complicaciones que se presentaron con los pacientes entubados a causa del virus A/H1N1”, indicó el Dr. Guillermo Domínguez, infectólogo y jefe de Áreas Críticas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.
Conforme a la Red Hospitalaria de Vigilancia Epidémica, se registran 1.5 millones de infecciones nosocomiales al año, de las cuales se presentan en promedio nueve mil muertes, entre las que destacan las que se presentan por infecciones bacterianas (bacterinemias) y las de neumonías.
Entre los inconvenientes de estas infecciones destacan los elevados gastos que se generan por cada paciente infectado, los cuales cuadriplican el costo original de su atención (entre 80 mil y 160 mil pesos).
Con todo, las medidas de emergencia que trajo la crisis de la influenza A/H1N1 en 2009, ayudaron a mejorar las condiciones higiénicas de los hospitales al reducirse el número de infectados, “empezando porque se ahora se revisa desde el lavado de manos, lo cual admitimos que no era un hábito muy extendido incluso entre los médicos, pero también en incrementar la sanitización rigurosa de las áreas críticas”.
Para el control de las neumonías, se dispuso que la esterilización de instrumentos y espacios de atención, así como la vacunación obligatoria del personal médico, además del lavado continuo de manos, lo que al paso de la crisis sanitaria se fueron convirtiendo en prácticas cotidianas.
Asimismo, se estableció con mayor énfasis la desinfección de las zonas cutáneas de los pacientes con heridas en la piel, de las que significan el 3% de las infecciones nosocomiales.
De acuerdo a un estudio publicado por The New England Journal of Medicine, el uso de la fórmula antiséptica Chlora Prep, redujo 41% la presencia de este tipo de infecciones intrahospitalarias.
Conocido como el primer estudio científico en su tipo, se determinó de manera fehaciente que el uso de clorhexidina y alcohol en la piel donde se abrió una herida, disminuye la posibilidad de que el paciente adquiera este tipo de infecciones.