Bursitis es un término utilizado para describir varios trastornos que implican inflamación de los tejidos blandos de la rodilla. La causa de dichos problemas puede ser ejercicio, una lesión, uso excesivo o infección. En muchos casos, la bursitis se resuelve sola con muy poco o ningún tratamiento, mientras que en otros requieren atención médica. El tratamiento correcto depende de la causa subyacente de la bursitis.
El Dr. Henry Clarke, del departamento de cirugía de ortopedia en Mayo Clinic de Scottsdale, Arizona, explica que la bursitis de la rodilla consiste en la inflamación de la bursa localizada cerca de la articulación de la rodilla. La bursa es un pequeño saco lleno de líquido que reduce la fricción y protege los puntos de presión entre los huesos, tendones y músculos alrededor de las articulaciones. Cada rodilla tiene 11 bursas y cualquiera de ellas puede inflamarse, por lo general la bursitis de la rodilla ocurre sobre la rótula o en el lado interior de la rodilla y debajo de la articulación.
Los síntomas de la bursitis de la rodilla, por lo general implican hinchazón, dolor y sensibilidad en la zona de inflamación de la bursa. Cuando los síntomas empiezan a aparecer, se puede aliviar descansando, elevando la rodilla o aplicando hielo varias veces al día. Los medicamentos para reducir la inflamación también pueden ser útiles, pero consulte con el médico antes de tomarlos con el fin de verificar que no sean peligrosos para usted.
Cuando los síntomas de la bursitis continúan pese a estas medidas de autocuidado o los síntomas empiezan a restringir las actividades cotidianas, entonces es momento de acudir al médico para una evaluación. Es posible que el médico recomiende una inyección de corticosteroides, medicamento que puede reducir la inflamación y permite sanar a la rodilla. Un programa de fisioterapia también podría ser útil, pues tanto los ejercicios como los estiramientos ayudan a aliviar los síntomas y mejorar
la flexibilidad y fuerza de la rodilla.
Si presenta enrojecimiento o mucha sensibilidad en la rodilla, desarrolla fiebre o se encuentra enfermo de alguna otra manera, entonces la bursitis podría ser el resultado de una infección. El médico puede revisar si hay infección extrayendo una muestra de líquido de la bursa con una aguja pequeña, luego examinándola y los antibióticos pueden servir para recuperarse. En raras ocasiones, se podría requerir de una cirugía para tratar eficazmente una bursitis grave a consecuencia de una infección.
De acuerdo con el Dr. Clarke la bursitis de la rodilla puede ser producto de afecciones que alteran la forma de caminar, artritis de la rodilla o de cadera y problemas que afectan a otras articulaciones de piernas o espalda. Si el médico sospecha que tal es el caso, es posible que recomiende realizar estudios por imágenes de las articulaciones, tales como radiografías, ecografías o una resonancia magnética. El tratamiento de esas afecciones también puede ayudar a aliviar los síntomas de la bursitis.
Cuando no se toman medidas para lidiar con la causa subyacente que conduce a la bursitis, es posible que reaparezca. Hacer ejercicios de reforzamiento y estiramiento, según las instrucciones del médico o fisioterapeuta puede ayudar a prevenir la bursitis o usar buenos zapatos con soporte también puede hacer diferencia. Controlar adecuadamente otras afecciones, como la artritis, puede disminuir la posibilidad de presentar síntomas de bursitis de la rodilla en el futuro.