La soledad te permite pensar, estar en equilibrio, relajarte, descansar. Se le define comúnmente como la carencia de compañía. Tiende a vincularse con estados de tristeza, desamor y negatividad, olvidando los beneficios que la soledad ocasional, deseada y decidida puede reportar.
Ésta es también un momento de reflexión, de conocerse a fondo y de encontrarse sinceramente con una misma. Hay un tiempo para comunicarse con los demás, y otro para establecer contacto con lo más profundo de nuestro ser.
También es necesaria para «hablar» con los miedos, preocupaciones, sueños. Se pueden evitar, pero esto equivale a quedarte bloqueada. Es conveniente que, en ocasiones, se opte por la soledad.
Blanca tiene 42 años, es maestra de preescolar, vive con su esposo Juan y sus dos hijas: Andrea y Emilia. Rocío tiene 22, estudia la carrera de Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México y vive sola.
“Ser una profesionista siempre fue mi sueño, tengo 16 años laborando en el Jardín de Niños. Guiar el camino de los pequeños e impulsar su desarrollo, me llena de orgullo. Claro que tener una familia es lo máximo. Conocí a mi esposo hace 18 años, somos un matrimonio feliz, con sus altas y bajas como todo.”
“Tengo dos hijas maravillosas: Any y Emilia, ellas son mi motor. La verdad no sé qué sería mi vida sin esas tres personitas que son mi razón de ser. Estoy completa: Entre el trabajo, la casa, mi esposo y mis hijas no me queda mucho tiempo. Reconozco que he descuidado la parte de mujer, hace mucho que no tengo tiempo para mí, que no me voy de vacaciones yo sola. Amo a mi familia, pero también necesito momentos para estar conmigo misma, cuidarme y escuchar lo que dice mi cuerpo”, expresa Blanca.
Asegura que a sus hijas no las cambiaría por nada del mundo. Pero también cree que contar 5 minutos, y estar en completa soledad, sin trabajo y familia, le daría tiempo de retomar cosas inconclusas como cuidar su aspecto físico y emocional.
Por otro lado, Rocío comenta que “estar sola es difícil, mas cuando llegas de un pueblo donde todo es tranquilidad, donde no hay malicia. Aquí en el Distrito Federal, todo es un caos, el tráfico, la contaminación, la gente. Yo siempre quise estudiar comunicación, es mi pasión. Sí tengo amigos, salgo, cuando mis actividades lo permiten claro; pero me he dedicado por completo al estudio”.
“La soledad me ha permitido crecer como persona, madurar, saber lo que es bueno y lo que no. La responsabilidad de estudiar, llevar una casa; saber si comes o no. En ocasiones si te invade la tristeza de saber que estás lejos de casa, de tu familia; pero ocupo todo el tiempo que tengo en hacer cosas que me engrandecen como leer, pintar mi casa, conocer mi cuerpo, es lindo estar sola”, platica.
La perspectiva no sólo de estos dos testimonios, sino de otros estilos de vida diferentes, de mujeres que deciden que su vida sea a su manera, coincide en que la soledad es necesaria para estar en contacto con una misma. ¡Viva la soledad!