Trastorno por Déficit de Atención

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Causas de el TDA

Dentro del mundo de la “moda” están los zapatos, la ropa, los restaurantes, los peinados y el TDA (Trastorno por déficit de atención). Se habla de él en todos lados; la mayoría de la gente sabe de qué se trata y forma parte del vocabulario de las escuelas, centros deportivos para niños, psicólogos, doctores y niños en edad escolar. Es tan común, que tal pareciera que el diagnostico es sencillo; sin embargo, el sobre-diagnóstico o mal-diagnóstico de del TDA es uno de los motivos por lo que existen tantos niños con este padecimiento.

Las causas de el TDA se encuentran aún en discusión. Existen diferentes hipótesis pero las más aceptadas son las siguientes:

Factor hereditario: Existen evidencias sobre un componente genético, aunque todavía está en duda la forma en que se transmite.

Factor neuroanatómico: Implica dificultades durante la gestación y problemas perinatales, así como complicaciones en el desarrollo durante los primeros años de vida.

Factor neurofisiológico: Se refiere a que existen patrones inmaduros de funcionamiento del sistema nervioso central.

El TDA se refiere a la dificultad para poner atención, que generalmente se acompaña de hiperactividad o impulsividad. Los síntomas que se observan en cada uno de estos aspectos son los siguientes:

• Desatención. Les cuesta trabajo poner atención a los detalles, por lo que cometen errores en tareas escolares. Generalmente, tienen dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas. Parecen no escuchar cuando se les habla directamente. A menudo no siguen instrucciones, no terminan las tareas escolares o los encargos que se les hace en el día a día. Tienden a ser desorganizados.

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Les disgusta y tratan de evitar las tareas que requieren de un esfuerzo mental. Pierden objetos con facilidad. Se distraen fácilmente con estímulos irrelevantes y son descuidados en las actividades diarias.

Hiperactividad: Mueven constantemente manos y pies o se mueven en su asiento. Abandonan su asiento en clase o durante la hora de la comida, ya que no pueden permanecer sentados por mucho tiempo. Saltan o corren excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo. Suelen tener dificultad para jugar o dedicarse tranquilamente a la realización de diversas actividades. Parecen estar siempre “en marcha”, actúan como si tuvieran un motor y también hablan en exceso.

Impulsividad: Suelen responder de forma precipitada, antes de haber sido completada una pregunta. Les cuesta trabajo esperar su turno. Interrumpen y se inmiscuyen en las actividades de otras personas.

Para que estos síntomas se puedan asociar a un TDA, deben tener una duración de al menos 12 meses. Los síntomas se presentan a los 6 años de edad aproximadamente y se reflejan en los diferentes ambientes y situaciones del niño, es decir, en la escuela, en casa, en actividades extraescolares, etc.

DIAGNÓSTICO

Como ya se mencionó, el TDA ha sido sobre-diagnosticado en los últimos tiempos, por lo que es importante tomar en cuenta que existen 3 tipos de especialistas capacitados para diagnosticar correctamente este padecimiento:

Psicólogos: A través de una evaluación psicopedagógica completa, la cual incluye una serie de pruebas que integran el desarrollo del niño, el aspecto emocional, intelectual, perceptual, social y pedagógico. Una vez detectado el TDA mediante esta evaluación es recomendable corroborarla con un neurólogo o paidopsiquiatra. Los psicólogos NO están capacitados para medicar.

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Neurólogos y paidopsiquiatras: A través de electroencefalogramas y otras herramientas médicas. Estos especialistas, SÍ están capacitados para medicar.

Es importante llevar a cabo estos pasos, ya que un mal diagnostico puede afectar el desarrollo del niño. Cabe mencionar que se confunden fácilmente los síntomas de TDA con otros padecimientos, es por ello que acudir con especialistas es lo más indicado.

TRATAMIENTO

Existen diferentes opciones de tratamiento para los niños que padecen TDA:

Farmacológico: Más del 70% de los niños que son diagnosticados son tratados con fármacos y logran mejorías conductuales, ya que ayudan en el incremento de la atención y la disminución de la impulsividad o el nivel de actividad.

Psicoterapia: Es recomendable en todos los casos, ya que los efectos secundarios del trastorno, aunado a la dificultad para controlarse y el trabajo que les cuesta la escuela, provocan baja autoestima y disminución en las habilidades sociales, las cuales se pueden trabajar en una terapia.

El TDA es un trastorno que se puede manejar y controlar de tal forma que el niño logre una vida plena y satisfactoria; la clave está en la realización de un diagnostico adecuado, para que el tratamiento sea el correcto y promueva la salud mental y emocional del niño.

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