Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) engloban un término genérico que abarca cuadros tales como el autismo infantil, autismo atípico y el Síndrome de Asperger.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los TEA son un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje. Los TEA aparecen en la infancia y tienen a persistir hasta la adolescencia y la edad adulta; en la mayoría de los casos se presenta en los primeros 5 años de vida.
A estas afecciones se las incluye en la categoría de los trastornos generalizados del desarrollo dentro de los trastornos mentales y del comportamiento. La OMS indica que los afectados por este trastorno presentan a menudo afecciones como epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
Informes de la OMS calculan que 1 de cada 160 niños tiene un TEA, aunque en algunos estudios se han registrado cifras mayores; por otra parte, los estudios epidemiológicos realizados en los últimos 50 años registran que la prevalencia mundial de estos trastornos va en aumento.
La intervención en la infancia es muy importante para optimizar el desarrollo y bienestar de las personas con TEA. Una vez que se haya identificado un caso es importante que se le ofrezca al niño y a su familia información y servicios pertinentes, intervención de especialistas y ayuda práctica dependiendo con la necesidad particular de cada paciente.
La Organización Mundial de la Salud indica que no hay cura para los TEA, sin embargo las intervenciones psicosociales basadas en la evidencia como la terapia conductual pueden reducir las dificultades de comunicación y comportamiento social, además de tener un impacto positivo en la calidad de vida y bienestar de quien los padece.
Por otro lado, las personas con TEA tienen necesidades asistenciales complejas y requieren una gama de servicios integrados que incluyan la promoción de la salud, la atención, servicios de rehabilitación y la colaboración con otros sectores como el educativo, laboral y social. Las intervenciones dirigidas a las personas con estos trastornos y otros del desarrollo deben acompañarse de medidas generales que hagan que el entorno físico y social sea más accesible, inclusivo y complejo.
Informes de la OMS incluyen que aunque algunas personas con TEA pueden vivir de forma independiente y tener vida productiva, otras presentan discapacidades graves que necesitan atención y apoyo por toda la vida. Los pacientes con este padecimiento sufren estigmatización y discriminación, en particular privaciones en instituciones de salud, educación y oportunidades para integrarse y participar en grupos de la comunidad.
Referencias
- Temas de salud de la Organización Mundial de la Salud, Trastornos del Espectro Autista, Nota descriptiva enero 2016. Consultar http://www.who.int/mediacentre/factsheets/autism-spectrum-disorders/es/