“El suicidio es el resultado de factores de riesgo múltiples (individuales, sociales, culturales y ambientales) y eventos que se conjuntan en donde el resultado final es el intento de quitarse la vida, que con cierta frecuencia, culmina con la muerte.” (Los factores culturales no se tienen muy claros aún, sin embargo tienen que ver con el estigma social, el estatus, los valores, las creencias y la religión.)
La edad y el género representan dos variables clave para entender factores de riesgo. Existe mayor número de mujeres que intenta suicidarse, pero es más grande la cifra de hombres que lo logra. Se ha incrementado en latinos adolescentes y la cifra sigue aumentando.
El rango de edad en latinos es entre los 12 y los 17 años. Este grupo es el que probablemente más se quite la vida en comparación con otros grupos étnicos. El 25% dijeron que han pensado en el suicidio, el 15% lo intentaron.
“El dolor físico de autocortarse ayuda a enmascarar su dolor emocional. Estas adolescentes tienen emociones intensas y no tienen la herramienta para procesarlas. Su cuerpo necesita, de alguna manera, calmarse. Hablan de la sangre que se desliza por su muñeca como un alivio”, declaró el también Director del Centro para Reducir Discapacidades en salud de la Escuela de Medicina de UC Davis.
En general, las tasas de suicidio no se han reducido en 50 años. En el 2010 más de 38 mil personas murieron a causa del suicidio. En Latinoamérica, los factores de más impacto son los bajos niveles de empatía que se dan entre padres e hijos, bajos niveles de afecto y comunicación entre las personas, conflictos familiares, pobreza, violencia y estatus social.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), establece que a diario se registran 3 mil intentos de suicidios, y aunque en México aún no hay estadísticas claras, la Secretaría de Salud estima que cada año hay hasta 14 mil intentos, sin considerar a los consumados.
Uno de cada 10 intentos es concluido, lo que coloca a México en el noveno país de muertes auto infligidas, de una lista de 53 aproximadamente. Según la OMS, sólo un escaso número de suicidios se producen sin aviso. La mayoría de los suicidas dan avisos evidentes de sus intenciones.
Otros factores de riesgo son la depresión mayor, el padecer algún nivel de esquizofrenia, el consumo de sustancias nocivas y adictivas como el alcohol o drogas o cualquier enfermedad mental aguda y las enfermedades crónicas.
Las formas más comunes de suicidio son: el uso de armas de fuego, ahorcamiento o asfixia, intoxicación (sea por medicamentos u otras sustancias), daño con instrumentos punzo cortantes y aventarse de edificios, puentes, etc.
En la conferencia también se explicó lo que son las “esferas de influencia para el suicida”; éstas son factores por los que la persona se ve afectada. Se dividen en cuatro y son la esfera individual, familiar, de la comunidad y la social.
En la esfera individual tenemos que los factores de riesgo son la edad, el sexo, el abuso de sustancias, sentimiento de soledad, los desordenes psiquiátricos, desordenes de personalidad y el estrés que se da en eventos del día a día.
La esfera familiar abarca factores como las disfunciones familiares o problemas en la familia, ser víctima de violencia familiar, y abuso sexual por parte de algún miembro.
En la comunidad está la encarcelación de alguien, el aislamiento social, las limitaciones económicas y oportunidades educativas bajas o nulas y la violencia que se vive en el entorno.
A nivel social encontramos factores de riesgo como la disponibilidad de medios o herramientas para el suicidio, la discriminación, la influencia de los medios de comunicación, el desempleo y la falta de acceso a instituciones de salud.
Las necesidades en materia de prevención de la conducta suicida tienen que ver con información: divulgación y difusión de la problemática, centros de atención, hospitales que atiendan al suicida, educación contra el estigma/prejuicio social del problema, reportes publicitarios, sitios web que ayuden a la prevención, leyes en salud mental, educación para la salud, información para padres, estudiantes y medios de comunicación.
Al final del Informe se destacó que el estigma relacionado con las enfermedades mentales es una de las barreras principales que impiden que una persona busque y reciba tratamiento. Esto es alarmante, puesto que con apoyo, hasta un 90% de las personas diagnosticadas pueden reducir sus síntomas significativamente y tener una mejor calidad de vida.
El suicidio es la única muerte que puede ser prevenida. No se pueden prevenir todos los suicidios, pero sí la mayoría. La OMS propone tomar varias medidas para reducir el riesgo, como reducir el acceso a los medios para suicidarse (pesticidas, medicamentos, armas de fuego, etc.); tratar a las personas con trastornos mentales, y en particular a quienes padecen depresión, alcoholismo o esquizofrenia y el seguimiento de los pacientes que han cometido intentos de suicidio.