México tiene una de las tasas más altas de personas con diabetes en el mundo, lo cual es la principal causa de la Enfermedad Renal Crónica (ERC). Considerando lo anterior, se puede afirmar que la proporción de individuos en riesgo de ubicarse en fases de ERC temprana también está aumentando.
Es de vital importancia tener un sistema de salud que sea capaz de afrontar este reto mediante estrategias eficaces de atención a los pacientes, tales como la nefroprotección en el primer nivel de salud, con el propósito de frenar la progresión de la enfermedad y prevenir los gastos elevados que se presentan en las etapas avanzadas de la enfermedad.
Gracias al apoyo técnico de expertos de las instituciones de salud mexicanas, se ha identificado que México tiene un número de nefrólogos muy reducido, aún para las estimaciones del número de pacientes con ERC. Específicamente, un análisis reciente concluye que sólo hay 233 nefrólogos contratados especialmente para los programas de hemodiálisis y trasplante, de modo que la mayoría de los pacientes en diálisis peritonial son atendidos por médicos internistas. En general, los recursos humanos son insuficientes.
Según datos del Consejo de Nefrología, existen 700 médicos nefrólogos certificados en México y se estima se requieren al menos 2,500 más. De acuerdo a las recomendaciones internacionales, lo ideal es tener un nefrólogo por cada 80 pacientes y una enfermera especializada por cada 20 pacientes, lo que elevaría la cifra a un total de 8 mil nefrólogos.
De acuerdo a un estudio que evalúa a más de 90 centros de atención primaria a nivel nacional con respecto a su capacidad para diagnosticar, atender y dar seguimiento a pacientes con enfermedad renal, hipertensión y diabetes, hay una gran deficiencia en el Sistema de Salud Mexicano para atender protocolos básicos de atención. Particularmente se muestran deficiencias en términos de cobertura, capacidad diagnóstica y recursos humanos.
El 50% de los Centros de Atención Primaria tienen deficiencias severas en infraestructura de laboratorio clínico, 50% requieren aumentar su personal, 33% no tiene abastecimientos mensuales de insumos, y cerca de la mitad carecen de medicamentos básicos como insulina y enalapril. Asimismo, hay una importante falta de reporte de pacientes con diabetes, hipertensión arterial sistémica y ERC, así como una falta de capacitación del personal médico en relación al diagnóstico y manejo de estos padecimientos.
La falta de una organización centralizada de los pacientes con riesgo de ERC, en las fases tempranas de ERC o que padecen ERC terminal y requieren terapia de reemplazo renal ocasiona que se desconozca la epidemiología exacta en México, a nivel nacional y regional.
Un registro nacional de pacientes podría ayudar a conocer de manera más apropiada las necesidades tanto del país como de los pacientes, y apoyar en el proceso de planeación; en particular en la distribución de recursos, tantos financieros como de capacidad instalada. Al formular una estrategia más adecuada, se podría diagnosticar tempranamente a los pacientes, lo cual incrementaría considerablemente la salud de la población al disminuir el número de casos que alcanzan la etapa avanzada; a la par que permitiría un considerable ahorro en los recursos destinados a la ERC.
Esto apunta a que se debe replantear la estrategia actual con el propósito de crear las condiciones y los incentivos necesarios para que un mayor número de médicos se interesen en realizar las residencias en la especialidad; además que es necesario realizar los debidos replanteamientos para despertar el interés de los estudiantes desde las propias escuelas de medicina, donde la materia debería ser obligatoria.
Referencias
- Política Nacional de Fomento a la Salud Renal, Postura y Propuesta de Asociación ALE, I.A.P. Por: Dr. Santiago Lastiri Quirós y Lic. Carlos A. Castro Sánchez.