Casi todos los seres humanos en el mundo están padeciendo un trastorno mental – cuatro de cada cinco según la OMS – pero el aspecto más preocupante es que casi nadie recibirá una atención adecuada, sobre todo en países de ingresos bajos o medios bajos como lo es México: «Son 400 millones de personas en el mundo con enfermedades mentales y neurológicas crónicas, derivadas del abuso del alcohol, las drogas y el estrés. Entonces tenemos altos niveles de depresión, angustia y esquizofrenia, entre otras. Lo más preocupante es que estas enfermedades se comienzan a manifestar desde la temprana infancia, es decir que de no solucionarse mediante tratamientos oportunos se convertirá muy pronto en un verdadero problema de salud pública en nuestro país«, explicó la Dra. Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
En este sentido el 10 de octubre de 2013 se celebraró a nivel mundial el Día Mundial de la Salud Mental, cuyo tema es ‘Propuesta Frente a la Adversidad y el Impacto de la Crisis en la Atención a la Salud Mental’. «Vivimos muchas crisis y no sabemos cómo afrontarlas. Desde nuestra óptica, las familias padecen una muy grande- no saben cómo educar a sus hijos – . Y es caótico que los niños no confíen en sus maestros ni en sus padres ni en su entorno. También vivimos una crisis de medicación de la vida cotidiana porque es más fácil ‘empastillar’ a un niño que atenderlo debidamente. Por ello a futuro tendremos a adultos narcotizados y con un sinfín de trastornos emocionales.», dijo la Dra. Leticia Sánchez Méndez miembro de CEEPI y especialista en problemas de alimentación infantil.
¿Pero eso es suficiente para explicar la propagación de las enfermedades emocionales? «Un esquema de creencias se ha roto. Por ejemplo, el mexicano no cree en Dios ni en la Iglesia, ni mucho menos en los políticos ni en la policía ni en nada. Tampoco en los maestros, ni en los vecinos incluso ni en su propia familia. Por lo tanto los niños al escuchar de sus mayores tanta desconfianza entiende que no deben confiar en nadie y eso involucra hasta sus propios padres«, mencionó Sánchez Méndez.
Sotelo Arias precisó que el ser humano no nace enfermo – desde el aspecto emocional – las enfermedades son provocadoras por el entorno. Por ello es necesario habilitar programas integrales en el país que ayuden a promover la salud mental y los tratamientos profesionales basados los fundamentos de la psicología porque la mayoría de los trastornos no requieren medicación. «Si la estrategia es irse por la fácil, empastillar a todo aquel que padezca un trastorno emocional tarde o temprano lo pagaremos. Lo difícil es volver a confiar y esto tiene que ir de adentro para afuera, de las familias a sus hijos, de las familias a su entorno«, concluyó.