¿Eres diabético, y sientes que la sensación de dolor a veces te rebasa? Esto te puede interesar. Lo que te sucede tiene nombre: alodina e hiperalgesia, es decir, hipersensibilidad.
Se sabe que para aproximadamente el 30 por ciento de las personas con diabetes sentir el agua caliente o las sábanas al acostarse puede implicar un calvario, pues el dolor que se percibe no se logra aminorar con analgésicos convencionales.
La diferencia entre la alodina y la hiperalgesia consiste en que la primera es una hipersensibilidad en la que se percibe un estímulo normalmente inofensivo, como doloroso; como al ponerte la ropa. La hiperalgesia es la respuesta de dolor exagerado ante algo que ya es de por sí doloroso, como un golpe.
Vinicio Granados Soto, científico que encabeza a un equipo en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) que busca encontrar un tratamiento a este padecimiento, dice que este dolor comienza con comezón, hormigueo y evoluciona a dolor tipo ardoroso y quemante, lo cual evidentemente, puede llegar a ser incapacitante.
Además, lo preocupante es que los analgésicos convencionales (anti-inflamatorios y opioides) no funcionan para aliviar este tipo de dolor, por lo que se tiene que recurrir a anticonvulsivantes, antidepresivos y anestésicos locales, lo cual, además de ser únicamente un paliativo, puede generar efectos adversos.
Hasta hoy en día, no se sabe claramente cuáles son los mecanismos del dolor que actúa como un sistema de alarma para nuestro organismo, puntualizó Soto. En el caso de la diabetes se entiende que hay un daño a las fibras sensoriales que conducen la información dolorosa generada en el paciente por un exceso de glucosa en sangre.
Otro mecanismo, es una alteración en la microcirculación por cambios en la capacidad de las arterias provocando que no llegue suficiente oxígeno a las fibras sensoriales. El daño a los nervios produce un aumento de diversas sustancias que producen dolor, como glutamato, serotonina, ATP y dinorfina, a nivel de la médula espinal.
Como se ve, aún queda mucho por hacer para luchar contra este padecimiento. Mientras tanto, es esencial insistir en el control adecuado de la enfermedad, pero sobre todo, en transformar nuestro estilo de vida hacia hábitos más saludables que nos proporcionen bienestar.