[media-credit name=»Pressmaster | Dmitriy Shironosov» align=»alignnone» width=»562″][/media-credit]
El tratamiento de los cálculos renales depende del tipo de cálculo y de su origen. En muchos casos de cálculos pequeños, basta con realizar cambios en la alimentación y en los medicamentos; pero cuando los cálculos son más grandes, probablemente se requiera otro tratamiento.
Los cálculos renales se forman a partir de minerales y sales ácidas. Alrededor de 85 por ciento de los cálculos renales son de base cálcica, normalmente de oxalato de calcio; y menos comunes son los cálculos de ácido úrico, de estruvita y de cistina. El médico puede realizar análisis de orina y sangre para descubrir el tipo de cálculos son. En caso de ya haber arrojado algún cálculo, se puede analizar en el laboratorio para descubrir su composición.
Si los cálculos renales son de oxalato de calcio, como es el caso de la mayoría de cálculos renales, es necesario beber mucha agua. La recomendación normalmente es de beber entre 8 y 10 onzas de agua durante cada hora de vigilia.
Lo anterior aporta varias ventajas:
- Limpia el sistema urinario y ayuda a expeler más fácilmente los cálculos pequeños;
- La orina diluida disminuye de raíz la posibilidad de formación de cálculos de oxalato de calcio.
- Beber mucha agua también puede ayudar a prevenir los cálculos de ácido úrico y de cistina.
Realizar varios cambios en la alimentación puede reducir el riesgo de formar nuevos cálculos de oxalato de calcio. El oxalato es una sustancia que se encuentra presente en ciertos alimentos como las espinacas, el betabel, la acelga suiza, el ruibarbo, las almendras y la granola. Consumir menos cantidad de alimentos ricos en oxalato puede ser provechoso para quienes corren riesgo de este tipo de cálculos renales.
Una dieta con bajo contenido de sodio puede servir para prevenir la formación de cálculos renales de oxalato de calcio, igual que ingerir una cantidad adecuada de calcio a través de los alimentos. A algunas personas que tienen cálculos renales se les recomienda comer más frutas cítricas porque una sustancia contenida en ellas, conocida como citrato, puede inhibir naturalmente la formación de los cálculos.
En el caso de los cálculos de ácido úrico, reducir la cantidad de proteína en la alimentación, sobre todo de la proteína de fuente animal, puede ayudar a prevenir la formación de nuevos cálculos.
Solicite al médico que le recomiende un especialista en nutrición capaz de explicarle cuál es la dieta adecuada. Ese especialista puede revisar los alimentos que podrían reducir su riesgo de formar nuevos cálculos renales y ayudar a planificar algunos menús de muestra para empezar.
En algunos casos, los medicamentos también sirven para tratar los cálculos renales y prevenir que se formen nuevos; sin embargo, reitero que el medicamento específico depende del tipo de cálculo. Por lo general, los médicos recetan un diurético de tiazida a las personas con cálculos renales. Además, un suplemento de citrato podría ser adecuado para quienes tienen niveles muy bajo de citrato en su organismo.
Los medicamentos pueden ayudar a reducir la cantidad de ácido úrico en la sangre y orina de las personas con tendencia a formar ese tipo de cálculos renales. Los cálculos de estruvita se vinculan a infecciones. En algunos casos, consumir dosis bajas de antibióticos durante un tiempo prolongado puede ayudar a mantener la orina limpia de bacterias que pueden provocar infecciones. A veces, se puede usar medicamentos para reducir la cantidad de cistina en la orina de quienes tienen cálculos de cistina.
En caso de cálculos renales grandes es necesario un tratamiento más invasivo. Existen algunos procedimientos para romper los cálculos renales grandes en pedazos pequeños, factibles de expeler por las vías urinarias. No obstante, cuando los cálculos renales son demasiado grandes, a veces es necesario realizar una cirugía para extraerlos.