noviembre 23, 2024

Siempre Alice: El Alzheimer no es un monopolio de “adultos mayores”

Eduardo Marín Conde
Eduardo Marín Conde

Producción independiente de bajísimo costo (menor a 5 millones de dólares, mínimo para los estándares de Hollywood), Siempre Alice (Still Alice) es un convincente relato sobre la lucha de una mujer por afrontar el terrible e irreversible avance del alzheimer, el cual irrumpe en su vida a temprana edad, cuando apenas ronda los 50 años.




El gran mérito de Siempre Alice es manejar en todo momento un relato verosímil, en el que el desarrollo de la enfermedad y el acelerado deterioro de la protagonista, Alice Howland, es trazado con un preciso enfoque humano.

No es un tratado médico ni un testimonio de un milagro. Se trata de una aguda, vívida crónica de un ser humano cuya vida cambia súbita y radicalmente, y que debe prepararse para enfrentar la paulatina evolución del Alzheimer que le modifica de raíz su entorno profesional, familiar, social y personal.

Pero la película funciona también como un manifiesto de relaciones humanas. Es un eficaz relato sobre los vínculos familiares en torno a la muerte. Ante nuestros ojos desfilan las entrañables pero difíciles relaciones de Alice con su esposo, sus dos hijas y su hijo adolescente.

La historia está basada en la novela de Lisa Genova, llevado a la pantalla por un par de directores que ya habían trabajado anteriormente juntos: Richard Glatzer y Wash Westmoreland, quienes saben captar la esencia del trastorno individual.

Este modesto pero eficaz y hondo filme, que desecha los facilones chantajes sentimentales o las concesiones gratuitas al espectador, no podría tener la misma fuerza sin la presencia de esa gran actriz que es Julianne Moore, quien por fin, en su 5ª nominación, recibió, el pasado febrero, con todo merecimiento el Óscar de mejor actriz estelar.

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A sus 54 años de edad, está convertida en una de las mejores actrices de la actualidad a nivel mundial. Ella le da vigor, realismo y envergadura intimista a su personaje, al mismo tiempo reúne una gran fortaleza interna y una aureola de natural fragilidad.

Moore está bien respaldada por el experimentado Alec Baldwin y la famosa Kristen Stewart, quien demuestra que tiene más talento del que le hemos reconocido, en un nuevo esfuerzo por darle un giro a su carrera con papeles de mayor demanda histriónica. Las próximas películas de Stewart son dramas prometedores con los que parece podrá salir de así del encasillamiento al que la sujetó su personaje de Bella en la serie de Crepúsculo.

El diagnóstico de demencia resulta ser una tarea sencilla cuando el cuadro clínico se encuentra en un estadio avanzado o en la típica persona de “la tercera edad”. El verdadero reto al que nos
enfrentamos tanto clínicos como familiares se encuentra en los estadios iniciales, cuando no existe perdida de memoria o este déficit no es significativo, condición que se complica aún más si se presenta en una persona menor de 60 años.

La queja de perdida de memoria es la principal y más frecuente señal de alarma, sin embargo, debemos estar atentos a otras manifestaciones que resultan igual de importantes. Estas las podemos clasificar en dos tipos: síntomas cognitivos y no cognitivos o conductuales.

Cognitivos No Cognitivos o Conductuales
Alteración en la memoria Anosognosia: Ausencia de conocimiento de enfermedad
Orientación Apatía
Afasia: Problemas del lenguaje Agitación/ Irritabilidad
Apraxia: Dificultad para realizar actividades motoras (ej. vestirse,
utilizar los utensilios, uso del teléfono)
Depresión
Agnosia: Ausencia de reconocimiento o identificación de objetos y/o
personas
Cambios de Personalidad
Alteración en funcionamiento ejecutivo: planificar, organizar,
establecer una secuencia, abstraer
Psicosis/ Delirios
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Los familiares deben transitar un largo camino hacia la aceptación de la perdida de un ser querido
que todavía vive. Se deben ir adaptando progresivamente a una “dura” realidad, a través de un
proceso complejo, difícil y paulatino.

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