Hoy en día sabemos mucho acerca de diabetes. El tema simplemente está por todos lados y el padecimiento nos bombardea. Todos y todas tenemos a familiares, amigos, compañeros y conocidos con diabetes.
Y es que se sabe poco o casi no importa que el 80% del éxito del tratamiento está en manos del paciente. Pero a esa cifra no le hacemos caso, no le damos la relevancia que debe tener y seguimos cometiendo los mismos errores en nuestros hábitos cotidianos.
La Lic. Alejandra Álvarez, quien es Coordinadora de Educación en Diabetes de laboratorios Eli Lilly, comentó en la Celebración de la alianza de Eli Lilly y Boheringer Ingelheim que “tenemos que revisar cómo somos, analizar cómo es nuestro comportamiento diario. Más allá de la fisiología, ¿qué estamos haciendo? En la parte de alimentación, ¿qué hacemos mal? ¿Cómo comemos los mexicanos?” Lo cierto es que cada vez invertimos menos tiempo en preparar nuestros alimentos y esto se traduce en comprar alimentos con gran contenido de grasa y azúcar, expone.
La especialista en educación para la diabetes, comenta que el mexicano está acostumbrado a ciertos hábitos y creencias que no permiten cambiar su estilo de vida, entre ellos están…
- Inversión de solamente 15 minutos de preparación de alimentos al día.
- Nos sentamos menos veces a la mesa.
- Los mexicanos consumimos más refresco que ensaladas.
- Los mexicanos creemos que es más costoso comer sano.
- No hacemos ejercicio.
- La palabra “dieta” denota un período de tiempo.
Además, Alejandra Álvarez, señaló que el estrés es un factor de de riesgo, porque un paciente estresado requiere mucho más esfuerzo para controlar su enfermedad. Y lo mismo sucede con la depresión, “¿cómo va a tomar las riendas de su tratamiento un paciente deprimido? Las emociones son parte fundamental para la base de cualquier tratamiento”, aclaró.
Y algo que conlleva a más riesgos en cualquier enfermedad, también es nuestro estado de sueño, ya que estamos acostumbrados a dormir muy poco. 35% de los pacientes con diabetes padecen problemas de sueño y es un problema que está asociado a obesidad.
Y la pregunta del millón: ¿Por qué los mexicanos no nos adherimos al tratamiento? La Licenciada Alejandra Álvarez explica propone las siguientes razones:
- Necesidad de tomar más de un medicamento.
- Creencia de que los medicamentos provocan daño renal o hepático.
- Creencia de que pueden controlarse únicamente con alimentación y actividad física o curarse sola.
- Medicina alternativa.
- No sienten diferencia entre el antes y el después del medicamento.
- Abandonan el tratamiento una vez controlado.
- Buscamos soluciones sencillas a problemas complejos
Además…
- La persona con diabetes toma el papel pasivo donde el único interés es ser atendido.
- El médico ocupa el papel activo en la toma de decisiones sobre el tratamiento y manejo.
“Nos enfrentamos a una relación entre el médico y el paciente muy distante”, explica la especialista.
“Este tipo de relación en donde el paciente es pasivo y el médico decide y dirige, funciona para otras enfermedades pero no para enfermedades crónicas, porque cambiar nuestros hábitos necesita más que una receta. La diabetes no se va. Es una enfermedad crónica que requiere cambios de hábitos. Se necesitan pequeños cambios que puedan generar un impacto”, aclara.
Alejandra Álvarez expone que el paciente con diabetes tiene necesidades propias, quiere ser atendido y entendido como personas y no como enfermos; además quieren ser escuchados y comprendidos, desean tener alternativas para poder integrar su vida con su enfermedad y reconocer el poder de decisión.
Por otro lado, el paciente con diabetes necesita una relación médico-paciente con una conversación oportuna; así mismo, desean confianza por parte del médico, confianza en sí mismos para tomar decisiones y ser reconocido como persona y no como enfermo.
¿Qué debería hacerse?
Para cambiar el rumbo de la diabetes, debe hacer mayor atención al paciente, médicos y personas informadas, un diagnóstico oportuno, tratamientos sencillos y un fortalecimiento de la comunicación y relación entre médico y paciente; porque el impacto de una conversación oportuna y positiva se traduce en calidad de vida para las personas con diabetes.
El tiempo es poco, hay mucha información y muchos mitos, pero también hay poca educación. Cada vez se hace más urgente por parte de los profesionales de la salud escuchar más, concluyó Alejandra Álvarez.
“Las personas con diabetes dirigen su propia vida, son responsables de los resultados de su tratamiento. Sin embargo, sólo pueden conseguir este objetivo si se les equipa de las herramientas adecuadas.”
– Martha Funnell.