diciembre 22, 2024

La mala suerte no existe, sólo fue un mal día

Claudia Rule
Claudia Rule

A lo largo de la historia, hemos sentido la necesidad de recurrir a rituales, es decir, a acciones que tienen un carácter simbólico, a la magia, creencias y religiones, para alejar la mala suerte; dar explicación a lo que no comprendemos y controlar aquello que no está en nuestras manos.

Buscamos una explicación para controlar

La humanidad busca dar explicación a los sucesos a los que se enfrenta y, de esa forma, controlarlos. Por ejemplo, en la antigüedad, un eclipse de sol tenía una connotación mágica, incomprensible y por lo tanto negativa. Los Mexicas pensaban que el sol no volvería a salir jamás por lo que tenían rituales para alejar al monstruo que creían se lo estaba comiendo.

Actualmente, sabemos cuándo, a qué hora y qué duración tendrá este fenómeno de la naturaleza, tenemos también una explicación científica que, lejos de asustarnos, nos asombra y agrada, ya que así está bajo nuestro control.


Si no tenemos el control nos angustiamos

Existen muchas situaciones que no están en nuestras manos, y al sentir que no podemos controlarlas nos angustiamos, sentimos miedo y ansiedad.

Cuando estamos frente a una sensación desagradable, buscamos eliminarla de inmediato, y es por ello que recurrimos a rituales mágicos o supersticiones; de esta forma, sentimos que recuperamos el control, y así disminuye la angustia.

Cuántas veces has enviado una cadena vía e-mail porque, de otra forma, lo que deseaste no se cumplirá, o porque si no lo envías en 5 minutos a 10 personas, tendrás mala suerte en el amor o en el dinero durante varios años o, incluso, aquello que tanto deseas se cumplirá pero al revés. Es evidente que preferimos pulsar el botón de re-enviar (si no fuera así, no existirían tantas cadenas de este tipo circulando por Internet) y aunque una parte de nosotros lo considera irracional, hay otra parte que nos dice “no pasa nada si lo envío, posiblemente funcione” o “qué tal si no lo hago y entonces me va peor”.

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Motivos por los que llevamos a cabo supersticiones o rituales

Considero importante explicar el porqué llevamos a cabo otras supersticiones como cuando “tocamos madera”, usamos amuletos contra el mal de ojo, evitamos tener trece invitados en nuestra mesa o “pasarnos la sal”.

El primer factor es la angustia, el miedo o la ansiedad: cada persona tiene su propia fuente de angustias y preocupaciones, por ejemplo, al enviar un email, al romper un espejo, etc.; cada quien evoca lo que le parece “malo”, ya sea que su esposo esté con otra mujer, que su hijo no pase la secundaria o que no alcance el dinero para la renta o la colegiatura.

Podemos llegar a creer que muchas de estas situaciones no están bajo nuestro control, de tal forma que nos angustiamos y, para disminuir esta sensación desagradable, y al mismo tiempo evitar la mala suerte, en el caso del envío del email, por ejemplo, pulsamos ese botón de “enviar”, lo cual nos tranquiliza, ya que así anulamos la posibilidad de que alguna de estas fantasías se haga realidad.

El segundo factor es la sensación de poder, es decir, el sentir que somos capaces de que con una simple acción, palabra o ritual lograremos algo, así tenemos un poco de magia y esto provoca mucho placer y satisfacción, sentimos que podemos. Como cuando al sacar y meter las maletas de casa en año nuevo, con esa simple acción, creemos que realizaremos el viaje de nuestros sueños, acción que aplaca la angustia de no tener dinero para viajar, y provoca el placer de tener la magia y poder para lograr lo que deseamos.

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Al mismo tiempo, la sugestión juega un papel fundamental, ya que el poder que nuestra mente le puede dar a cierta superstición, es suficiente para que ésta se cumpla (“me levanté con el pie izquierdo, tendré un mal día”).

¿Utilizo las supersticiones, amuletos y rituales para controlar situaciones que me provocan angustia o éstos controlando mi vida?

Es importante destacar que un gran porcentaje de personas cuenta con alguna creencia o ritual supersticioso, sin que esto sea negativo. Pero también existen personas que son controladas por estos rituales, de tal forma que no se hacen cargo de su vida, lo ponen todo en manos de la “suerte”, o de rituales supersticiosos, y así evitan reflexionar y hacerse responsables por sus decisiones y acciones.

El problema de esto, es que si le dejamos las cosas a la suerte, a los rituales y la magia dejamos de hacernos responsables de nuestras acciones. Por ejemplo, si yo no quiero que mi marido esté con otra mujer, tendré que buscar la forma de comunicarme con él y llevar una mejor relación de pareja. Si me angustia que mi hijo ingiera bebidas alcohólicas y tenga la mala suerte de chocar o que lo asalten, paso por él a la fiesta a una hora razonable, o si quiero viajar, me pondré a trabajar y a ahorrar.

Aunado a esto, si sobre-valoramos este tipo de rituales y objetos, que nos “ayudan” a vivir, dejaremos de valorarnos a nosotros mismos que somos los verdaderos actores de nuestras vidas; de esta forma, nuestra autoestima peligra, ya que no logramos reconocer nuestra responsabilidad frente a las situaciones difíciles y frustrantes que se nos presentan, pero tampoco frente a aquellas que son positivas y que son provocadas por nuestras acciones asertivas, bondadosas y responsables.

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¿Cómo puedo darme cuenta de que estoy sobrepasando el límite de la salud mental utilizando las supersticiones o la magia y permitiéndome vivir bajo su control?

Cuando algo está fuera del límite, la angustia y la ansiedad también están fuera del umbral de tolerancia. Es decir, si no se puede llevar a cabo algún ritual supersticioso o sucedió algo fuera de nuestro control y las sensaciones de inquietud e impaciencia, fatiga, dificultad para concentrarme, irritabilidad, tensión muscular o alteraciones del sueño son constantes en mi vida por un periodo mayor a seis meses, entonces, no estoy en el camino correcto para dar solución a mis problemas. En estos casos es importante pedir ayuda para resolver todo aquello que nos preocupa o provoca angustia, que permita la reflexión y el análisis, así como el autoconocimiento.

Hacernos responsables, conocer y creer en nuestras fortalezas, así como considerar nuestras debilidades, son las herramientas necesarias para enfrentar aquellas pruebas, retos y situaciones frustrantes que nos presenta la vida; y, al mismo tiempo, nos permite realmente disfrutar un éxito, un sueño cumplido o un acontecimiento de alegría porque somos nosotros mismos los responsables de nuestros logros y felicidad.

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