Por Mayra A. Pérez Ambriz, médica sexóloga clínica, integrante de Vínculo Colectivo. Las expectativas sociales indican que un encuentro sexual satisfactorio va de la mano con que el deseo de ambos miembros de la pareja se despierte al mismo tiempo, sin embargo, en la realidad de parejas que comparten la convivencia diaria es muy común que se acentúen las diferencias entre sus necesidades y deseos sexuales.
¿Te ha pasado que un buen día llega tu pareja a seducirte mientras tú te encuentras en el vértigo de tus responsabilidades cotidianas sumadas al cansancio o al estrés? Tal vez en lo último que has pensado en ese momento es en dejarte llevar por el deseo.
Cuando pasa sólo de vez en cuando, no habrá conflicto, pero ¿qué pasa cuando quedamos atrapados por la rutina y la comodidad, utilizado pretextos que nos orillan a nosotros o a nuestra pareja a la frustración cada vez que hay rechazo?
Despreocúpate, es muy común que los impulsos eróticos y la fuerza del deseo tiendan a desinflarse, a disminuir o desaparecer, pero, hacer coincidir nuestros deseos tampoco es una tarea titánica, es tarea de voluntades y para generarlas hay que descolgarnos de aquello que hemos construido a nuestro alrededor por la cotidianeidad que supone la convivencia.
Aprovecha la atracción que hay entre ustedes, el deseo y la motivación son la fuerza que te impulsa a pasar a la práctica de dar y compartir placer, es cierto que la elección del mejor momento también está supeditado a la influencia de numerosos factores que te invito a revisar y si aplica, consultar con un profesional de la salud.
Por ejemplo: cansancio y estrés con consecuencias como el insomnio o fatiga crónica, problemas o cambios en la dinámica de la relación de pareja, problemas de comunicación, falta de afecto, pugnas y conflictos de poder.
También pasar mucho tiempo frente a la televisión, tener la agenda llena, disfunciones sexuales o predisposición a no pasarla bien, una educación sexual muy estricta durante la crianza, actitudes negativas hacia el sexo o, incluso experiencias sexuales traumáticas o negativas.
Y qué decir de enfermedades físicas como la hipertensión, diabetes, dislipidemia o enfermedades del corazón y depresión, o situaciones como la menopausia o una baja en la testosterona, y hasta la exigencia en la que se convierte escuchar que tu pareja lo desea en muchas más ocasiones que tú o viceversa.
El deseo es el principio fundamental que nos activa y motiva, el deseo es un impulso energético de la mente que nos lleva a cumplir la expresión de nuestra individualidad.
El deseo sexual se experimenta en el cuerpo, en la psique y en nuestros vínculos, es por ello por lo que se vuelve necesario reconocer las sensaciones y estar conectados a ellas, revisar nuestras creencias pues, sin duda, el deseo está vinculado a una construcción social de los discursos que se establecen en las prácticas sociales de género y ser conscientes de la manera en que a partir de él nos relacionamos con nosotras mismas, nuestras parejas y el entorno.
Kaplan definió el deseo como la sensación específica que mueve a la persona a buscar experiencias sexuales o a volverse receptiva a ellas, tener ganas, estar dispuesta, motivada, expectante.
Es cierto que existe un deseo a priori que nace de nuestra química hormonal cerebral pero también, es una expresión de nuestras individualidades que nace en el ambiente que lo crea, entonces, el deseo a priori no es suficiente.
El deseo es también una forma natural de estar y entrar en contacto con él, es asunto de una elección consciente y creativa.
Dejar de creer que es exclusivamente espontáneo nos llevará a entender que al erotismo también hay que provocarlo por lo que la voluntad, la intencionalidad, la reciprocidad y la corresponsabilidad son pilares fundamentales. El deseo es sinónimo de “querer” por lo que la agresión, los celos, el resentimiento y la malicia suelen derribar los pilares que lo sostienen para alejarnos de la entrega.
Busca el momento para seducir, esto es mucho más fácil si han hablado hasta agotar el tema de las posibilidades que los han hecho coincidir en sus encuentros previos, conozcan sus ritmos y gustos eróticos, utiliza tus sentidos y tus sentimientos como un radar que actúe flexiblemente.
Puedes empezar mirando a tu pareja e inferir, por lo que observas y escuchas, si puede estar dispuesto/a o no, si no lo estás tú y adviertes las señales de tu pareja, date el tiempo de escucharle y hablar asertivamente dando a conocer tus deseos y las situaciones por las que atraviesas, no hagas de esto una rutina, examínate y reflexiona tus razones
Esto te dará información útil para la negociación, así, la imaginación, las fantasías sexuales y el buen clima emocional que acompañe a tu actitud, flexibilizará los momentos de satisfacción en la relación de pareja, no busquen culpables, no los hay, háganse cargo sabiendo que las relaciones sexuales han dejado de ser actividades funcionales sometidas y esclavizadas a la dictadura de la química y las hormonas.
La edad y los años compartidos a su lado, lejos de ser un obstáculo pueden ser una oportunidad si sabes aprovecharla con tu experiencia.
Las posibilidades de sentir y practicar la sexualidad, tiene sus fases de exaltación y otras de inhibición, el sexo no tiene que ser obligatorio, ni siempre tan maravilloso pero también es cierto que casi cualquier momento puede ser bueno para disfrutar con nuestros cuerpos, como elementos de comunicación y placer.
Tú decides qué, cómo, dónde, cuántas veces y con quién compartir un encuentro sexual mas no olvides que compartir incluye a más de uno, no permitas que se convierta en un acuerdo implícito, habla con tu pareja abiertamente sobre lo que el sexo supone para ustedes y así realizar acuerdos que les acomoden.
Recuerda que cuando la situación se vuelve conflictiva no está de más revisar lo que lo provoca para trabajar en ello, a veces, la incomodidad nos lleva a solicitar ayuda por un especialista, las condiciones que envuelven a los diferentes ritmos en los que se manifiesta el deseo son únicas como única tu sexualidad.
Te invito a que lo compartas con el profesional de la salud sexual, pues la individualidad de tu experiencia y la manera en cómo cada uno experimenta el ritmo es única y subjetiva, el profesional posee herramientas que te ayudarán en el proceso de generar acuerdos y encontrar los mejores momentos para ambos, pues cuanto más disfruten del sexo, mayor será el interés para volver a practicarlo