viernes 15 junio 2012

Súper papá, entre lo clásico y lo moderno

Papás
Psicólogo Diego González
Psicólogo Diego González
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¿Nuevos roles para el papá de hoy?

Debido al cambio generacional, los papás actuales deben cumplir con roles que otras generaciones de hombres no cumplían. ¿Hay una resignificación de lo que es ser papá? El padre moderno debe evitar ser “cuadrado”, como lo eran los padres clásicos.

En el título de este texto encontramos, por omisión y comparación, a la antítesis del padre moderno, al padre clásico. Lo interesante del caso es que nuestros actuales padres modernos serán los padres clásicos del futuro. Debido al cambio generacional, el inexorable paso del tiempo y el dinamismo de la sociedad es  inevitable que, en un tiempo, los nuevos sean los viejos y, por tanto, los modernos sean los clásicos.

Juguemos a hacer analogías. Las diferencias entre los padres clásicos y los padres modernos son similares a las que existen entre los teléfonos móviles ahora llamados “tabiques” y los smartphones. Los “tabiques” eran más cuadrados, tenían menos funciones, se les acababa la batería más rápido y no los usábamos todo el día e, incluso, esperábamos a llegar a casa para hacer las llamadas más largas. En cambio, los smartphones tienen muchas funciones, además de su función esencial de realizar y recibir llamadas telefónicas, ahora nos sirven para mucho más, desde enviar mensajes de texto y correos electrónicos, hasta para saber cómo llegar a un sitio desconocido usando sus funciones GPS. Ahora la batería les dura más, aunque cuando abusamos de ellos, también se agotan rápido. Usamos los smartphones  todo el día y todo el tiempo, no hay tal cosa como esperar a llegar a casa para llamar por teléfono o descargar una nueva aplicación. Y por último no sólo no queremos que sean cuadrados, queremos que sean bonitos y de diseño vanguardista. Lo mismo pasa con los padres clásicos y modernos.

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Hablemos primero de las funciones y la batería. Mientras el padre clásico tenía dos principales funciones: proveer económicamente y ser la brújula moral y disciplinaria de la familia,  el padre moderno debe renunciar al  poder absoluto que antes tenía, así como a sus funciones exclusivas de proveedor y castigador y, además, debe aprender a ser:

  1. Un buen compañero de su esposa en el cuidado de los niños (por ejemplo, cambiando pañales, dando biberones, bañando bebés).
  2. Un buen asistente de la madre en sus papeles sociales como progenitor (acompañándola a la escuela cuando regañan o expulsan al niño, acudiendo al pediatra a escuchar los detalles del tratamiento de su hijo, entre otras acciones).
  3. Un buen amigo para el hijo o hija (siempre accesible, divertido, ingenioso, dadivoso y, de preferencia, nunca cansado, y siempre dispuesto a escucharlo).
  4. Un experto en riesgos psicosociales que identifique y prevenga diferentes tipos de situaciones, siendo, inclusive,  un modelo de salud para sus hijos (ser un ejemplo en el no abuso de alcohol, tabaquismo, la buena alimentación, la práctica de ejercicio físico, entre otros).

Pasemos al diseño. El padre moderno debe evitar ser “cuadrado”, como lo eran los padres clásicos. Con esto nos referimos a que al padre moderno se le exige socialmente  aceptar sin chistar términos como: trastornos por déficit de atención, bullying, sexting, red social, entre otros. Y sobre todo, se espera que reaccione con naturalidad, apertura y rapidez, aunque su modelo de padre, que fue un padre clásico, habría respondido con ignorancia y autoritarismo ante esos términos y situaciones. Antes   no les pedíamos a los padres tolerancia ni flexibilidad, todo lo contrario, les pedíamos ser firmes y con autoridad. Ese es un cambio en su diseño y estética que tarda tiempo en perfeccionarse.

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La analogía de los teléfonos celulares, es suficiente para ilustrar que el padre moderno es un padre que:

  1. Debe cumplir con roles y funciones sociales que otras generaciones de hombres no cumplían.
  2. Debe compaginar esas nuevas funciones y roles con los anteriores, es decir, de proveedor y trabajador, además de tener suficiente energía para cumplir con otras actividades.
  3. Se le pide tolerancia y entendimiento de situaciones, términos y diagnósticos desconocidos para él que, a además lleven asociadas actitudes para las que ellos no han tenido modelos previos a  seguir.
  4. Se encuentra en un proceso de resignificación de lo que es ser hombre y lo que es ser padre. Los cambios en el rol de las mujeres y su inclusión en el mundo laboral han traído consigo cambios en las definiciones clásicas de masculinidad y paternidad.

Recordemos que la transición  del celular “tabique” al smartphone fue larga y hubo modelos intermedios. Lo mismo pasa con los padres; en un mismo tiempo y espacio geográfico conviven padres más clásicos con padres más modernos, siendo que la mayoría no son sino simples hombres que transitan su propio camino hacia definiciones más modernas de sí mismos.

Psic. Diego González

Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM). www.spm.org.mx

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