diciembre 26, 2024

Desilusión Adolecente o Aprendizaje adulto

Acercamiento a la mano de una mujer que sostiene un icono de corazón en la mano atrás un cielo azul
Claudia Cruz
Claudia Cruz

Una desilusión amorosa es un sentimiento que, en cualquier momento de nuestra vida es doloroso.

[media-credit name=»Adikk» align=»aligncenter» width=»562″]Acercamiento a la mano de una mujer que sostiene un icono de corazón en la mano atrás un cielo azul[/media-credit]Cuando somos jóvenes nuestras emociones están a flor de piel, todo es extremo, las palabras «nunca» y «jamás«, son parte de nuestro lenguaje cotidiano estamos limitados para entender que ésta experiencia sólo es una de tantas que nos faltan por vivir. En poco tiempo nos damos cuenta que las ilusiones regresan, por algo dicen que el corazón de los jóvenes es como una esponja y pronto nos volvemos a enamorar.

Cabe aclarar que superar una desilusión lleva un proceso de recuperación tengamos la edad que tengamos, tal vez la diferencia más significativa sea que cuando somos jóvenes nuestra propia energía nos impulsa a salir de nuestra tristeza, tenemos actividades generalmente que nos obligan a convivir con otros jóvenes que tienen euforia y animo y esto facilita nuestro proceso, sin embargo aun con estas “ventajas”, influyen factores como: nuestro ambiente familiar, el entorno en el que vivimos, nuestra capacidad para enfrentar dificultades y estima. Esto varía el tiempo del proceso que requiere cada joven. A estas edades somos fácilmente detectados cuando pasamos por una desilusión, porque nuestros estados de ánimo son evidentes ante los demás y muchas veces esta situación hace que tengamos apoyo inmediato en la mayoría de los casos, aunque no digamos abiertamente lo que nos está pasando, de alguna forma lo expresamos.

Por supuesto que en la edad adulta también hay factores que influyen en el tiempo que transcurre para recuperarnos de una desilusión, ejemplo de estos son:

  1. Los conceptos que hemos generado a través de nuestras experiencias,
  2. La flexibilidad que tengamos para aceptar perdidas
  3. La capacidad de percatarnos nuevas oportunidades y de diferentes opciones que se nos presentan.
  4. La madurez que hemos adquirido atreves de nuestra vida
  5. Nuestra resistencia al rechazo o a las perdidas …etc.
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Estos son solo algunos factores que considero importantes no únicos, por supuesto podemos sumar también el medio en el que nos desenvolvemos, nuestra posición en el sistema familiar…etc, el más importante nuestra estima.

Cuando somos adultos, el dolor de una desilusión es más profundo por ejemplo en el caso de ilusionarnos con una pareja, ya hemos visto a través de nuestra vida el amor correspondido en otros y quisiéramos revivirlo en nosotros, sobre todo cuando hemos pasado momentos difíciles y nos sentimos ávidos de cariño y por diferentes razones hemos estado solos por mucho tiempo. Sin embargo hemos adquirido en la mayoría de los casos responsabilidades no solo hacia nosotros sino hacia los demás, ya sabemos que el «nunca» y el «jamás» no existen, ya nos hemos caído varias veces y no nos podemos permitir derrumbarnos. Principalmente hemos vivido pérdidas de las que nos hemos tenido que recuperar y la lección más grande que hemos aprendido es que: A pesar de nosotros y del dolor callado que nos provoca una desilusión, esta también pasara.

Mi intención con esta publicación no es un análisis de cómo enfrentamos las desilusiones, solo es una visión general, porque desde mi punto de vista sería un gran atrevimiento definir exactamente como se sienten las personas ante una desilusión o cualquier circunstancia que enfrenten en la vida , honestamente siempre me ha parecido demasiada soberbia quien te dice :”Tú eres así… por lo tanto: piensas y sientes de esta forma “, la realidad es que si de algo estoy convencida es que en mi profesión como terapeuta es que solo se tienen referencias de los demás , cada persona siente, piensa y actúa de diferente forma . “Nadie se conoce más que uno mismo”.

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Es muy importante darnos cuenta que las sensaciones que nos provoca el estar ilusionados es parte de la nuestra vida a la edad que las tengamos y qué bueno que así sea, porque al sentirlas nos generamos esta adrenalina emocional que nos despierta suspiros, sonrisas y sueños .Para muchas personas desgraciadamente, solo se reducen estas sensaciones a lo que sentimos por una pareja, a quienes afirman incluso que “alguien “los ilusiono.

Personalmente cuando pensé en el tema me di cuenta que en nosotros esta provocarnos ilusiones y hay que hacerlo, porque sus efectos son maravillosos, un ejemplo de esto es: “Me ilusiona tener ese vestido”, “Tengo ilusión por irme de viaje“, ”Me ilusiona aprender a manejar”,….etc. Esto demuestra que las ilusiones de lograr algo o estar con alguien las generamos nosotros ¿no crees? Por este motivo te propongo: Ilusiónate por la vida, por todo lo que te sea posible, provócate esa adrenalina dentro de ti, date ese regalo de vida, si es innegable algunas veces las ilusiones se concretan y otras no, pero si tienes demasiadas cuando te enfrentes a las que no resultan o no son como esperabas te vas a sostener de las demás y cualquier duelo que enfrentes será más fácil.

Enamórate de la vida, pero sobre todo atrévete a vivir.

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