El amor y el sufrimiento

Pasó el 14 de febrero. Tal vez disfrutaste el día con tu amigovio, free, novio, esposo, galán, amante…o lo que sea. Acaso seas de las que no tienen con quien pasar San Valentín (lo que, para ti, es una “tragedia”) o, por el contrario, éste, sólo sea un día más. ¿Y si eres de las que cree que el amor es sufrimiento?

Rosa roja tirada en una calle de asfalto de un día lluvioso
“Si no te quieren como tú quieres que te quieran, ¿qué importa que te quieran?”, Amado Nervo (1870-1919)
Además del “destino”, las telenovelas y la sociedad, puedes “echarle la culpa” a la Literatura… pues es bien sabido que el amor romántico no correspondido es tema clásico de esta materia. ¿Será porque el sufrimiento es una gran industria? O quizá, por qué es más fácil hacer llorar que hacer reír. Y, aunque es común hermanarnos con él o la protagonista al ver como llora por un amor imposible, la Literatura, como la vida, simpatiza también con otro tipo de amor, aunque muchas veces derive del amor no correspondido.

En el cuento “El ruiseñor y la rosa” (Oscar Wilde, 1854-1900) conocemos los amores frustrados de un estudiante. Su amor es ridiculizado y burlado por la joven a quien ama. Ésta prefiere un diamante, a una humilde rosa roja.

Por lo tanto, al verse rechazado, el estudiante arroja la rosa roja al vacío. El cuento, contando desde este ángulo, no pasaría más que ser uno más. Pero el poeta-escritor, crea un hermoso personaje: un ruiseñor enamorado del amor, que en aras de éste, da su vida, creyendo ciegamente, que al pintar con su sangre una rosa blanca, el estudiante será felizmente correspondido. El amor, en este cuento, es al amor mismo.

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La novela corta del mexicano José Emilio Pacheco (1939-2014), “Batallas en el desierto” que se desarrolla a finales de los años 40 y principios de los 50, cuenta también la historia de un amor romántico no correspondido, pero esta vez, por resultar un tanto “ridículo” al tratarse de un niño enamorado de una mujer. En tanto que el protagonista, inocentemente está descubriendo por primera vez la atracción al sexo opuesto, los adultos que lo rodean, le “hacen ‘ver’ que el amor es algo malo y sucio” y entonces la culpa y la vergüenza nacen en su corazón. (¿Te identificas?)

Y por último, quiero mencionar el cuento del danés Hans Christian Andersen (1805-1875): “La Sirenita”. Un cuento de amor romántico al extremo. Una sirena, enamorada del mundo de los humanos primero, y luego de un hombre, hace lo que sea, con tal de poder ser mujer y lograr que “su príncipe” la ame.

No obstante, fracasa. El joven desposa a otra. Esto significa, bien lo sabe la sirena, su muerte Para salvarse debe matar a su amado enterrando un cuchillo en su corazón. La sangre bañará sus pies y éstos se transformaran en cola de pez. Sin embargo al verlo abrazado a su esposa, dormido, sereno y feliz, la sirena avienta la daga y espera su muerte. Así, como todas las sirenas al morir, se convierte en espuma de mar. Pero entonces, es recogida por las hijas del viento quienes le prometen será llevada con Dios.

La sirena no había logrado tener un alma humana (como ella hubiese querido) ni había conseguido ser correspondida por el hombre amado, no obstante, podía tener un alma y llegar a Dios: Al ser hija del viento, haría buenas acciones. Este cuento nos enseña entonces, que además del amor romántico correspondido o no, hay uno mucho mayor, que es el amor de Dios hacia nosotros.

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En los cuentos ya mencionados, los protagonistas están enamorados de “seres inaccesibles”. En el Ruiseñor y la rosa el estudiante, que es pobre, “ama” a una joven ambiciosa, soberbia y materialista. El niño, protagonista de Batallas en el desierto “ama” a una mujer al menos quince años mayor que él, en tanto que en el cuento de La sirenita, el personaje principal es un ser del mar que “ama” a un hombre, un ser de la tierra. Por lo tanto, desde el principio, el objeto de amor de estos personajes, no es el adecuado para ellos. No obstante, aceptan vivir situaciones difíciles y dolorosas en nombre del amor. Piensan que, al admitir estos retos, su amor será reconocido y correspondido.

En el cuento El ruiseñor y la rosa hay dos personajes paralelos. El estudiante y el ruiseñor. El primero sólo lamenta su suerte y su tristeza. El segundo, con tal de que el estudiante viva felizmente enamorado, busca desesperadamente una rosa roja, al no encontrarla, decide dar su vida, permitiendo que las espinas de una rosa blanca destruyan su corazón.

En Batallas en el desierto, el protagonista, después de un intenso “sufrimiento emocional” de dudas, miedo, confusión… se anima a decir lo que siente al ser amado. Esto trae como consecuencia que el chico viva burlas, menosprecio, mensajes morales mal encausados, aislamiento y más miedo y confusión gracias sociedad a la que pertenece.

La sirenita, a cambio de un amor que no sabe si es correspondido, acepta sufrir físicamente primero (su voz es mutilada y cada paso que da sobre la tierra es como brazas calientes) y emocional después (el príncipe está enamorado de otra. Antes este hecho, la sirena es impotente).

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Los personajes de estos cuentos fracasan. Son rechazados. Abandonados. Ignorados. El ruiseñor y la sirenita mueren en nombre del amor (¿cuántas veces nosotros hemos muerto en vida después de haber perdido una relación significativa?) El niño, simplemente crece, pero con una herida en el corazón (vergüenza, miedo, culpa, rechazo…). Como seguro muchos de nosotros. ¿Con cuál de estas situaciones te identificas más? ¿Qué es para ti el amor? ¿Piensas como los personajes de estos cuentos, qué el amor es sufrimiento?

Bibliografía

  • • Grandes Clásico. Oscar Wilde. Obras completas. “El ruiseñor y la rosa” Ed. Aguilar México, 1991, p.317-323.
  • • Mi amigo. Enciclopedia Juvenil. V. I, Andersen, Hans Christian, “La pequeña sirena” Ed. Renacimiento, México, 1962, p.746-765

Internet

http://telesecundaria.gob.mx/mesa_tecnica/files/lasbatallaseneldesierto.pdf

Imagen cortesía de mandygodbehear



Escrito por

Humanista y facilitadora en Desarrollo Humano


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