Andrew Almazán Anaya, el psicólogo más joven de México, tal vez de América Latina y quizá del mundo, que se graduará en este mes de agosto a los 16 años, pudo padecer la suerte de no ser comprendido.
Fue diagnosticado, erróneamente, en un inicio como niño con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), pues se aburría en la escuela con las lecciones repetitivas. No obstante, fue detectado a tiempo como sobredotado y sus padres lo salvaron de la mediocridad al procurarle atención y educación especial.
A muy temprana edad, 2 años y medio, dio muestras de tener capacidades sobresalientes. En un globo terráqueo, como jugando aprendió de memoria los países y sus capitales, se aficionó a la música de concierto (Bach fue su favorito), supo mediante otro juego con un esqueleto de plástico, los huesos del cuerpo, descubrió el mundo microscópico y se manifestó abierto al conocimiento universal: astronomía, historia, geología, biología, mineralogía, medicina, literatura, música, nada humano le parecía ajeno. Y tuvo en casa todos los estímulos para el desarrollo de su talento.
Cuando ingresó a la escuela formal, ya sobrepasaba los conocimientos que podrían enseñarle los profesores, por lo que algunos, al sentirse rebasados lo calificaron de inquieto, distraído, desatento, porque el niño se aburría y llegaron a diagnosticarle TDAH, y lo habrían medicado para “normalizarlo”, si sus padres no lo hubieran rescatado de la instrucción tradicional, para brindarle la especializada que le permitió estudiar a su ritmo y obtener en breve tiempo sus certificados de primaria y secundaria y cursar el bachillerato a distancia en dos meses y medio e ingresar a la Universidad a los12 años, para estudiar simultáneamente dos carreras profesionales: Medicina y Psicología.
Como Andrew, se calcula debe haber en México cerca de un millón de niños, cuyo talento se desperdicia por falta de atención oportuna a sus capacidades.
Por ello, éste que fue el “niño genio de México”, con sus padres, profesionistas de la Medicina, la Filosofía, la Nutrición, la Pedagogía, decidieron crear el Centro de Atención al Talento, CEDAT, del cual es Director Técnico el propio Andrew, a fin de apoyar a los niños sobredotados que se desperdician al año.
¿Cuántos habrá que en apariencia se resisten a acudir a la escuela, porque se aburren, parecen demasiado inquietos, quieren saberlo todo, aprenden más rápido que los demás y se aíslan porque se sienten incomprendidos y se les tilda de distraídos y desobedientes, con “déficit de atención”?
Andrew Almazán Anaya, con su experiencia personal y sus estudios profesionales , así como con su equipo multidisciplinario puede ayudarlos en el CEDAT, a ellos y sus padres, para una vida mejor, que los integre a la sociedad, como parte del mejor capital de México, no el Producto Interno Bruto, sino el Producto Interno Inteligente.
ACERCA DEL CEDAT
El Centro de Atención al Talento (CEDAT), surge para servir a una parte de la población, hoy relegada: los niños con mayor capacidad intelectual, que en incontables ocasiones sufren una discriminación educativa y social. Muchas veces estos niños talentosos son mal diagnosticados y al confundirlos se les llega a considerar como niños con Síndrome de Déficit de Atención (TDAH) o malos estudiantes, que son segregados y corren el riesgo de llegar a tener una baja autoestima en el área académica, tan sólo por ser diferentes a la media.
CEDAT parte de la convicción de que un niño con sobrecapacidad tiene el derecho a ser un estudiante de excelencia académica y lo único que requiere es la ayuda y orientación de especialistas.
Sólo en el área educativa cuando hay problema, se culpa a la víctima. Esto es inaceptable, en especial con los niños sobrecapacitados. No ocurre algo semejante en otros ámbitos: no se culpa al cliente que compró una casa si ésta se cae, sino al arquitecto o ingeniero que la construyó, ni al paciente si el cirujano se equivocó. Pero en la educación casi siempre se culpa al alumno.
Estadísticamente se calcula que el 3% de la población infantil tiene sobrecapacidad, lo que equivaldría a cerca de un millón de niños en México. Pero, ¿dónde están? Seguramente extraviados en el camino educativo y se seguirán perdiendo, si no son identificados y atendidos. Por ello es importante detectarlos a tiempo.
En el CEDAT, se conjuntan experiencias reales, documentadas, comprobables, sobre el trato con niños sobredotados y los profesionistas de diferentes áreas, dispuestos a brindar una óptima y oportuna atención, ya que las investigaciones han demostrado que en la preparación de niños con sobrecapacidad “Entre más temprano se actúe, mejores resultados se podrán tener”.
Visite nuestro sitio Web www.cedat.com.mx