Iniciaron las vacaciones de verano y, con ellas, las noches más calurosas del año, las cuales pueden traer consigo diversos problemas, como imposibilidad de conciliar el sueño, sudoración excesiva y/o despertares continuos que impiden descansar bien y, por ende, obtener mañanas sin energía y con mal humor.
¿Por qué el calor afecta tanto nuestro sueño?
Resulta que nuestro cuerpo tiene un ciclo natural en el que la paulatina disminución de la temperatura corporal es crucial para poder conciliar un sueño profundo y reparador.
Pero, cuando el ambiente de la habitación es muy caluroso, nuestro cuerpo no puede disminuir su temperatura a los grados necesarios para que podamos dormir bien.
Es así como nuestro cuerpo trabaja a marchas forzadas para refrescarse, no lo logra y ahí empieza la pesadilla de las noches calurosas: sientes fatiga mental y física, sin embargo, no logras dormir o, bien, despiertas continuamente.
Expertos en sueño han descubierto que la temperatura corporal afecta no sólo la calidad del sueño, sino el tiempo que pasamos en cada una de las 4 fases del sueño, lo que al final ocasiona que al día siguiente sientas aturdimiento o cansancio.
Y no sólo eso, sino que tu sistema inmunológico, memoria, aprendizaje, el sistema de desecho de sustancias tóxicas de tu cuerpo o tu cerebro (algunas causantes de demencia y otras enfermedades mentales), también se ven severamente afectados.
Si ya has intentado todo para darle la vuelta a las noches calurosas y no has tenido éxito, te compartimos estas 5 recomendaciones efectivas, que sin duda te ayudarán a concebir un sueño fresco y a tener unas mañanas más lindas.
Regulación efectiva de la temperatura corporal y ambiental
Expertos en el sueño indican que lo primero que debemos procurar para conciliar un sueño reparador, es lograr una temperatura ambiente de al menos 18.3°C .
Esto lo puedes hacer colocando ventiladores encontrados que generen una corriente cruzada; cerrando las cortinas durante el día para que el sol no caliente la habitación; abriendo las ventanas cuando el sol se ponga; y puedes complementar con darte un baño al menos dos horas antes de acostarte.
Prioriza el uso de telas de origen natural
Procura que tu ropa de cama (fundas y sábanas), así como tu pijama, sean de materiales como algodón, bambú, seda o lino.
Cuidado con lo que comes
Lleva una dieta equilibrada y reduce la cantidad de grasa y azúcar añadida, así como tu ingesta de alcohol y alimentos condimentados, antes de dormir.
Y, por el contrario, incorpora alimentos que ayuden a sentirte más ligero, como pescados (salmón o atún), nueces, kiwis, cerezas naturales, leche y arroz.
Agenda tu ejercicio
Haz ejercicio en la mañana o bien al menos 90 minutos antes de acostarte, este periodo de receso le permitirá a tu cuerpo nivelar su ritmo cardíaco y su temperatura. Recuerda que tener una rutina diaria de al menos 30 minutos te ayudará a dormir mejor.
Checa el material de tu colchón y de tu almohada
Los materiales son cruciales en la regulación de la temperatura. Si las cubiertas no tienen fibras naturales o tecnología integrada de termorreguladores, lo más seguro es que te hagan sudar de más.
Hoy existen espumas viscoelásticas de alta densidad con infusión de gel o celdas abiertas que permiten una circulación constante del aire, ayudando a mantener una superficie fresca e incluso tratamientos en textiles que facilitan la evaporación más rápida del sudor.
Actualmente puedes encontrar colchones y almohadas hechas de espumas de la más alta calidad a las que se les han agregado termorreguladores que no sólo reducen, sino distribuyen el calor, ayudándote a tener una noche más fresca [. ]
Con información de Luuna .