Cruzaste el umbral de la semana 25 de embarazo y acabas de recibir la noticia de que tienes diabetes gestacional. Irremediablemente, te invade una extraña sensación de desasosiego.
¿Qué tan peligroso es?
El médico te dijo que experimentas niveles anormalmente altos de azúcar en la sangre, y que esto pone en riesgo de macrosomia a tu bebé. Es decir, puede llevarlo a pesar cuatro kilos o más, aumentando los riesgos durante el parto.
No eres la única. El 3% de las mujeres embarazadas del mundo comparten esta inquietud, según cifras la Organización Mundial de la Salud (OMS), y esto puede deberse a una predisposición genética, a tener más de 30 años de edad o haber vivido alguna experiencia abortiva previa, entre muchos otros factores.
Dejando de lado los tecnicismos, las hormonas contenidas en la placenta que protege a tu bebé están inhibiendo la segregación de insulina en tu cuerpo, indispensable para tu equilibrio glucémico. En nueve de cada diez casos, el problema desaparecerá tras el parto. Pero hoy, el riesgo está ahí.
El tratamiento de la diabetes gestacional incluye siempre un programa de actividad física moderada y un cambio en la alimentación. Y exige suministro de insulina a la madre sólo en caso de que estas dos medidas no sean suficientes. Pero es importante que conozcamos que más que racionar las porciones de alimentos o grasas (que incluso muchas de ellas, derivadas del aceite de oliva, aguacate, aceitunas o pescados azules, son indispensables durante la gestación), lo que debemos hacer es descubrir el índice glucémico (IG) de los alimentos y utilizarlo a nuestro favor.
El IG es un valor, científicamente estimado, que permite clasificar a los alimentos en función del efecto inmediato que tienen en los niveles de glucosa de la sangre.
Todo alimento con IG superior a 50 (Tabla de IG http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%8Dndice_gluc%C3%A9mico), provocará que los niveles de azúcar en la sangre aumenten y, con mayor facilidad, reporten “picos” o (hiperglucemia). En contrapartida, todo alimento cuyo IG sea inferior a 50, facilitará el cumplimiento del objetivo de mantener niveles estables de glucosa en la sangre.
¿Cómo puedo prevenirla?
-En concreto, prescinde de azúcares y harinas refinadas (cuyos IG son superiores a 60); privilegia las harinas integrales y los cereales naturales como la avena (IG igual o menor a 40).
-Prefiere frutas, como manzanas o peras, en lugar de uvas o plátanos.
Come más leguminosas, como frijoles, garbanzos o lentejas, y menos papas en todas sus preparaciones (evítalas incluso hervidas durante este periodo).
-Disfruta en abundancia de las verduras (IG inferior a 25 en la mayoría de los casos), y prefiere las carnes magras.
Una vez recuperado el timón, confía en que las últimas semanas de tu embarazo se desarrollarán justo como tú lo esperas.