La uveítis se caracteriza principalmente por dolor, ojo rojo, aparición de puntos oscuros que flotan en el campo de visión, sensibilidad a la luz, visión borrosa o disminución de la agudeza visual.
Puede asociarse a enfermedades autoinmunes, tales como artritis reumatoide, lupus o alguna afección inflamatoria intestinal y es más frecuente en mujeres que en hombres.
“La uveítis es una enfermedad grave. El reconocer los signos y síntomas, es esencial para hacer un diagnóstico oportuno e iniciar el tratamiento adecuado, disminuyendo así las complicaciones”, destacó la doctora Luz Elena Concha del Río, jefa de la Clínica de Enfermedades Inflamatorias Oculares de APEC Hospital de la Ceguera.
De acuerdo con la especialista, esta patología se presenta a cualquier edad, incluso en la infancia. En nuestro país, el promedio de edad es a los 45 años, una edad productiva, que por ende implica una carga personal y social muy significativa para el paciente.
Según la Primera Encuesta de Uveítis en Pacientes mexicanos, impulsada por APEC Hospital de la Ceguera, 83% de los pacientes con uveítis reportaron que esta enfermedad afecta en su vida diaria, principalmente en aspectos emocionales y laborales, pues casi la mitad de ellos requiere de ayuda de familiares para llevar a cabo sus actividades cotidianas.
“Lo que buscamos como oftalmólogos al tratar a un paciente con uveítis es controlar la inflamación, evitar recaídas y reducir las complicaciones para conservar la visión».
«Si el origen esta asociado a otra enfermedad, y afecta diferentes órganos, trabajaremos en equipo multidisciplinario procurando disminuir la morbilidad y la mortalidad, para que puedan continuar con sus actividades cotidianas”, enfatizó la doctora Luz Elena Concha del Río, jefa de la Clínica de Enfermedades Inflamatorias Oculares de APEC Hospital de la Ceguera.
Usualmente, la uveítis muestra señales de advertencia evidentes: enrojecimiento de los ojos, dolor ocular y sensibilidad a la luz.
Es necesaria la evaluación de un médico especialista en oftalmología para confirmar el diagnóstico, ya que de no recibir atención de manera oportuna podría empeorar rápidamente, incluso derivar en ceguera.
Las causas de la uveítis son múltiples, y al ser revisado por el oftalmólogo, se investiga qué lo ocasionó. El origen es autoinmune, infeccioso, y en menor grado asociado a algún tipo de cáncer como linfoma, leucemia, o antecedente de trauma o cirugía ocular previa.