La alimentación en la infancia, clave para una vida sana

De acuerdo con la OMS, una alimentación inadecuada en la primera infancia es uno de los principales factores de riesgo de mala salud a lo largo de la vida.

Entre los efectos a largo plazo se encuentran un pobre rendimiento escolar, menor productividad, alteraciones del desarrollo intelectual y social, así como diversas enfermedades crónicas.

La nutrición y los cuidados durante los primeros años son fundamentales para la salud y el bienestar a lo largo de toda la vida. Sin embargo, las prácticas alimentarias inadecuadas son a menudo un determinante de la ingesta insuficiente más importante que la disponibilidad de alimentos en el hogar.

Para los niños pequeños, los micronutrientes (hierro, zinc, calcio, selenio, luteína, vitamina A, etc) son esenciales para el crecimiento, el desarrollo y la prevención de enfermedades. Sin embargo, los alimentos complementarios no fortificados, predominantemente a base de plantas usualmente brindan cantidades insuficientes de ciertos nutrientes ‘clave’ (particularmente hierro, zinc y vitamina B6) para lograr alcanzar las cantidades recomendadas de ingesta de nutrientes. Se recomienda utilizar alimentos complementarios fortificados o suplementos de vitaminas y minerales para los lactantes de acuerdo a sus necesidades.

El Dr. Carlos Angulo, médico pediatra, explica que durante la infancia temprana los niños experimentan cambios importantes en su alimentación. Dichos cambios, combinados con progresos significativos en las habilidades del niño, pueden llevar a una ingesta de alimentos cambiante y en ocasiones desordenada. “Los niños se acostumbran a consumir determinados alimentos y se rehúsan a probar nuevos, lo que genera que terminen realizando entre cuatro o cinco comidas que casi siempre son las mismas, las cuales además no siempre cumplen con las necesidades metabólicas diarias del organismo” enfatiza el experto.

Además de proporcionar la variedad y cantidad adecuadas de alimentos con la frecuencia correcta, es importante que los padres sean sensibles y empáticos al alimentar al niño. Deben ayudar a sus hijos cuando coman por sí mismos, darles de comer despacio, con paciencia y sin forzarlos. En caso de que se nieguen a comer, es recomendable que prueben diferentes combinaciones de alimentos de manera interactiva. La hora de la comida debe ser un momento de aprendizaje y amor; hablar con los hijos y tener contacto visual mutuo.

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Referencias

1. Organización mundial de la salud. ¿Cuál es la alimentación recomendable para el niño en sus primeros años de vida?. 2011. Disponible en: http://www.who.int/features/qa/57/es/index.html.
2.  Organización mundial de la salud. Fomento de una alimentación adecuada del lactante y del niño pequeño. 2012. Disponible en: http://www.who.int/nutrition/topics/infantfeeding/es/index.html.
3. Organización mundial de la salud. 2012. Disponible en: http://www.who.int/nutrition/topics/complementary_ feeding/es/index.html.
4. Organización Mundial de la Salud. La alimentación del lactante y del niño pequeño: Capítulo Modelo para libros de texto dirigidos a estudiantes de medicina y otras ciencias de la salud. 2010. Disponible en: http://whqlibdoc.who.int/publications/2010/9789275330944_spa.pdf.