Llega el 14 de febrero y mientras las vitrinas se adornan con corazones y las redes sociales se inundan de imágenes sobre cómo “debería ser y verse” el amor de pareja, es crucial detenernos a examinar las representaciones y expectativas que rodean a esta clase de amor.
El 14 de febrero es una oportunidad para desafiar las narrativas establecidas y abordar la necesidad de construir relaciones más equitativas y saludables. Es vital cuestionar aquellos mitos que han moldeado nuestras percepciones y comportamientos, muchas veces desde nuestra niñez.
¿Cuántas veces hemos escuchado la narrativa del amor eterno, del príncipe azul o de la media naranja que completa nuestra existencia?
Estas son sólo algunas de las representaciones que durante siglos han moldeado nuestras concepciones sobre el amor romántico, pero ¿qué hay detrás de estas idealizaciones?
Mujeres Vivas, Mujeres Libres, hacen un breve recuento de algunos de los MITOS sobre el amor romántico más comunes y dañinos.
El “amor eterno” o la idea de que sólo tenemos un verdadero y único amor
El amor es un viaje de descubrimiento y crecimiento personal, no una búsqueda constante hacia un destino único. Un estudio reciente de la Universidad de California, arrojó que las personas pueden llegar a experimentar todo un abanico de amores a lo largo de sus vidas. Esto nos muestra que el amor es como un viaje emocionante con muchos paisajes, más que un lugar de llegada.
Por otro lado, el concepto del ‘amor de tu vida’ resuena profundamente en nosotras porque nos han bombardeado culturalmente con él.
Nos hace pensar en cuentos de hadas y la creencia en que hay una única persona destinada para cada uno. Pero, ¿es esta idea tan real como parece?
El psicólogo Seth Meyers, plantea que la noción de un ‘único amor’, el ‘amor de tu vida’ o ‘la persona indicada’, puede crear expectativas poco realistas y llevarnos a tomar decisiones equivocadas.
Creer que solo tenemos un alma gemela es una trampa basada en el miedo y cuando existe violencia en el noviazgo o violencia intrafamiliar este tipo de mitos nos hace no querer abandonar a esa pareja.
Roles de género en el amor romántico
Los roles de género tradicionales han moldeado durante mucho tiempo nuestras expectativas y comportamientos en las relaciones románticas.
Esto sucede ya que asignan roles y responsabilidades específicos según el género de las personas involucradas, lo que puede limitar la libertad individual y perpetuar desigualdades.
Por ejemplo, de acuerdo a la primera edición de la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC 2022) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México hay 58.3 millones de personas susceptibles de recibir cuidados en los hogares y el 75.1% de las personas que suelen brindar dichos cuidados fueron mujeres, la mayoría de ellas sin compensación económica.
Ese tiempo que tantas mujeres dedican al trabajo del hogar y cuidados que puede ser igual o hasta superior a una jornada laboral, hace que un gran porcentaje de ellas no pueda tener un empleo remunerado y mucho menos alcanzar un puesto gerencial o directivo.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el inicio del 2022 apenas el 41% de las mujeres en edad de trabajar participan en una actividad económica que les genera ingresos.
Estos datos comprueban que las diferencias por género son restrictivas y limitantes, y reproducen además la idea de que las mujeres cuidan por amor o que “les toca” impidiendo que se desarrollen plenamente y participen en relaciones equitativas.
¡No te hace falta encontrar a tu media naranja… eres un ser completo!
Esta frase implica que cada persona necesita a otra para sentirse completa, como si estuviera buscando la mitad que le falta. Sin embargo, esta perspectiva además de ser totalmente limitante, es poco realista. Cada individuo es una entidad completa y autónoma por sí misma, con sus propios sueños, deseos y habilidades únicas.
En lugar de buscar a alguien que nos “complete”, es importante reconocer nuestra propia valía y capacidad para crecer y florecer independientemente. Cuando nos vemos a nosotras mismas como seres completos, nos liberamos de la presión de depender emocionalmente de otra persona para sentirnos realizadas.
El amor como sufrimiento
El concepto del “amor verdadero” a menudo se asocia erróneamente con la idea de que el amor implica sufrimiento y sacrificio incondicional.
Esta narrativa “romántica” ha sido popularizada a lo largo de la historia, desde la literatura hasta el cine, donde se glorifica la idea de que el amor todo lo perdona y todo lo soporta.
Cuando se perpetúa la idea de que el amor implica sufrimiento, se normaliza el comportamiento violento en las relaciones. Las personas pueden sentirse atrapadas en relaciones abusivas bajo la falsa creencia de que el amor requiere sacrificio y tolerancia ilimitada.
La violencia de pareja inicia por lo regular durante las relaciones de noviazgo, y en esos casos, solo entre el 4 y 10 % de las jóvenes denuncian conductas violentas por parte de sus parejas, ante autoridades de salud o instancias jurídicas. En la mayoría de los casos se acentúa en la vida conyugal.
De hecho, en una proporción importante sigue manifestándose después de terminada la relación violenta, con agresiones hacia la mujer por parte de la ex pareja.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México, la violencia más frecuente y severa que viven las mujeres se da en las relaciones de pareja, ya sea por unión, matrimonio o noviazgo.
La violencia de la pareja ocurre con mayor frecuencia entre las mujeres que están o han estado casadas o unidas. Se estima que por cada 100 mujeres de 15 años y más que han tenido pareja o esposo, 42 de las casadas y 59 de las separadas, divorciadas y viudas han vivido situaciones de violencia emocional, económica, física o sexual durante su actual o última relación
Solo conoces el amor verdadero cuando eres madre, solo te realizas como mujer como madre, y solo con hijos una familia está completa
La presión social sobre las mujeres para convertirse en madres o parejas para formar una familia “real” es una situación que muchas personas enfrentan cotidianamente.
Muchas veces desde niñas, a menudo se les enseña a las mujeres que la maternidad es un objetivo fundamental y que ser madre es sinónimo de felicidad y realización como mujer.
Esta presión es profundamente dañina y limitante. No todas las mujeres desean ser madres, y no todas las parejas desean tener hijas e hijos para sentirse completas o tener una familia significativa. La maternidad no nos define como mujeres, ni la ausencia de hijas e hijos define la legitimidad de una relación.
La maternidad será deseada o no será
“Las relaciones deben ser espacios de equidad y libertad, donde los roles de género no dicten nuestras interacciones. Resulta esencial cuestionar los mitos sobre el amor romántico que han moldeado durante tanto tiempo nuestras relaciones y expectativas.
En lugar de perpetuar la idealización de un amor basado en el sacrificio, el sufrimiento o la dependencia, promovamos una cultura del amor fundada en principios de igualdad, respeto y autonomía individual”, destacó Angélica Contreras, vocera del colectivo Mujeres Vivas, mujeres libres.