Si la más alta producción de testosterona -la hormona del hombre- se da durante la pubertad y es el factor que induce el crecimiento de los caracteres sexuales secundarios, como surgimiento del vello púbico, fortalecimiento y tono de la masa muscular, engrosamiento de la voz y capacidad de erecciones penianas y el apetito sexual; justo es pensar que al disminuir su producción todo esto se viene abajo.
Los niveles de testosterona a la alza también tienen que ver con la creatividad y el pensamiento ágil de los hombres, algo que influye en su estado psíquico y emocional, y por lo tanto la posibilidad de llevar un mejor desempeño en todos los ámbitos de sus relaciones sociales.
Pero con la pérdida de testosterona, contrario a lo que pasa con la menopausia en las mujeres, que de tajo se corta la producción hormonal de estrógenos, en el hombre esta pérdida se da en forma gradual a partir de los 30 años de edad, cuando cada año se estima una pérdida de 1% de testosterona.
Esto significa que a los 50 años hay una pérdida del 20% de testosterona con signos de afectación parecidos a los de la menopausia, como bochornos, pérdida de la libido y pérdida de excitación sexual, síntomas de los que el varón regularmente no habla ni reconoce para sí, aunque estudios han comprobado que esto sucede en el mundo en uno de cada tres hombres a partir de los 60 años.
Depresión y ansiedad
Este cuadro físico repercute emocionalmente en el hombre, y deriva en la presencia de mal humor, falta de confianza en sí mismo, que le lleva a callar y disimular los estados depresivos o ansiedad que le empiezan agobiar de manera más frecuente e incluso permanente.
También la masa muscular desaparece para incluso desplazarse desde antes de los 50 años, a acumular grasa abdominal, si es que no se lleva una alimentación sana y se realiza actividad física frecuente, porque al igual que las mujeres con la pérdida de estrógenos, el hombre en esta etapa a la que se le conoce como andropausia, es más proclive a generar enfermedades crónico degenerativas como la diabetes mellitus 2 (DM2), hipertensión arterial (HTA) y dislipidemias, que es la acumulación de grasa arterial o colesterol malo.
Para el Dr. Alejandro Rosas Ramírez, cirujano urólogo y jefe de ese servicio en el Hospital General de México, la mayoría de los pacientes que llegan a su consultorio es por pérdida del apetito sexual o por sufrir de disfunción eréctil, condición que aunque “hoy en día hay más apertura por parte del hombre para reconocer esos padecimientos, regularmente llegan después de seis meses o hasta dos años de estarlo sufriendo”.
-Es importante asentar que aunque la andropausia regularmente inicia pasados los 50 años, cada vez es más común observar que se dé en jóvenes, debido a que el estrés, el alcohol, la obesidad, la vida sedentaria y algunas infecciones que actualmente afectan a los mexicanos, contribuye al inicio del padecimiento -dijo.
El llevar hábitos saludables es importante para retrasar su presencia pero también para combatirla, además de un tratamiento farmacológico a partir de reposición hormonal, que hoy en día se puede realizar con tratamientos modernos, seguros y eficaces que llevan de hecho a revertir todos los síntomas de la pérdida de testosterona.
El Dr. Rosas comenta que el reemplazo hormonal a través de Nebido, desarrollado por Bayer Schering Pharma, además de la comodidad de que es una inyección trimestral, tiene la ventaja de su precio (promedio de 300 pesos por dosis) y la seguridad de que va a mantener niveles hormonales en el estándar de las necesidades del organismo.
Otras terapias como testosterona en gel para untarse en la piel, además de la incomodidad de manchar la ropa y que debe aplicarse varias veces al día, su costo resulta elevado (cuatro mil pesos mensuales) y los niveles hormonales no alcanzan un estándar regular.
Con todo, aunque la opción de Nebido parece la más adecuada, advirtió que su suministro no es para todos los pacientes, por lo cual se requiere de un médico para que sea un éxito el tratamiento.
Esto es porque si el paciente presenta problemas de tipo prostático en las vías urinarias, o de cualquier tipo de cáncer, entre otras afectaciones, puede causar graves problemas de salud, además de que se requiere de una medición clínica de los niveles hormonales para saber si en efecto requiere del reemplazo hormonal.