Los mosaicos bizantinos, maravillas del arte sacro, aparecieron allá por el siglo V. Cuando los vemos de cerca notamos que están formados por una multitud de pequeñas piezas (TESELAS), pero para apreciar bien la obra es indispensable contemplarlas en su totalidad, pues éstas piezas pequeñas no nos dicen nada y sólo cobran importancia cuando se conjuntan con las demás. Si quitamos, así sea la más pequeña de las piezas, la obra estará incompleta y, por tanto, no lucirá igual.
Las personas también estamos constituidas por una multitud de rasgos o características, pero resulta curioso lo que hacemos al respecto.
Ramiro, hombre de 35 años, mexicano, el mayor de cuatro hermanos, ingeniero industrial, es un próspero empresario, católico, casado hace seis años, tiene un hijo de dos años; sus padres y hermanos, lo mismo que sus amigos, lo consideran un buen hombre. Su esposa dice que es cariñoso, atento, cumplido, buen padre y con buen sentido del humor. ¿Qué opinas de Ramiro?
Se me pasó decirte que a él le excita usar pantaletas y de vez en cuando se pone más ropa femenina en su casa, cuando ni su esposa ni su hijo se encuentran.
Lo más probable es que a partir de esta última información la gente, incluso la más cercana a él, lo considere como un degenerado, borrando sus cualidades, esto es, magnificando un rasgo por encima de los restantes, es decir, etiquetando.
Como si fueran teselas
- En otro orden de ideas, la reproducción acompaña a la vida desde sus inicios, pero el sexo apareció unos cuantos miles de años después, siendo una de sus funciones más importantes la de permitir la variabilidad entre los individuos.
- Los bonobos, chimpancés del África Central, viven en manadas dirigidas por hembras y cuando alguno de los miembros se encuentra en situaciones tensionantes recurren a las caricias, al acicalamiento, simular la cópula o la misma cópula, pero no pelean, esto es, evitan la violencia. Como que ellos sí ponen en práctica aquel sueño guajiro de Haz el amor, no la guerra.
- Los humanos ya no dependemos de los instintos porque nuestro cerebro tiene más de cien mil millones de neuronas, número mayor a todas las estrellas de la Vía Láctea. Con tal cantidad de recursos nuestras conductas ya no dependen de los instintos y en consecuencia, no necesitan ser automáticas. Por el contrario, contamos con la potencialidad para elegir lo que queremos hacer.
- Los animales irracionales copulan cuando la hembra está en celo, para reproducirse; los humanos tenemos relaciones, la mayoría de las veces sin la intención de dejar descendencia y los motivos para tenerlas pueden ser por necesidad, deseo, compromiso, negocio, obligación, miedo y hasta por amor, entre otros. Si, como dice Jean Paul Sartre, “somos esclavos de nuestra libertad”, la forma de tener relaciones sexuales estaría determinada sólo por los acuerdos entre la pareja, sin la obligación de sujetarnos a reglas. No obstante, en el ámbito del erotismo y la sexualidad, las personas actúan de acuerdo con lo que se supone debe hacer “la gente decente y bien portada”. Quien se aleje de esos convencionalismos y además se sepa que lo hace, será juzgado, etiquetado, criticado y hasta marginado.
- Siempre han existido individuos que han llevado a la práctica lo que otros sólo han imaginado o soñado, pero cuando esto acontece en el ámbito del erotismo las cosas se complican, pues existen una serie de convencionalismos sexuales que las personas siguen a pie juntillas, o cuando menos eso es lo que declaran.
- Hace un par de siglos se les conocía como perversiones, aberraciones o desviaciones a todos aquellos actos sexuales que no tenían como objetivo la reproducción. Más adelante, y en un intento por alejarse de lo peyorativo, se nombró a esos comportamientos como Parafilias y, aunque las intenciones fueron buenas, se seguía hablando de comportamientos desviados porque significaba colateral o a un lado de lo atractivo, con el agregado de que eran compulsivos. En México, a principios de los ochentas se les conoció como Expresiones comportamentales de la sexualidad; ya no eran entidades patológicas. Algo destacable fue que se mencionaron un par de marcadores, uno percibido por el mismo individuo quien podría sentirse a disgusto con su conducta y el otro manifestado por la sociedad; un fetichista, coleccionador de pantaletas podría ser acusado después de varios hurtos.
- A diferencia de lo antes descrito, David Barrios Martínez, médico y sexólogo (humanista) mexicano prefiere hablar de (MDS) Manifestaciones de la Diversidad Sexual ( y erótica, agregaría un servidor); no se trata sólo de un cambio en la nomenclatura, pues afirma que: … aluden a actividades reales, concretas y a materiales fantasiosos u oníricos que implican la potencialidad o surgimiento de deseo, excitación u orgasmo. Como tales constituyen formas diversas de tropismo psicológico hacia la satisfacción de necesidades afectivas, sensoriales y placenteras. Quizá sea el momento de nombrar a algunas de las más conocidas: Sadismo, masoquismo, necrofilia, audiofilia, exhibicionismo, travestismo… pero vale la pena que nos alejemos de las descripciones antiguas o clásicas que han dado las películas, obras de teatro, páginas rojas y novelas, ya que en ellas suele irse hasta el extremo y se describe aquello que escandaliza.
- Los comportamientos suelen tener grados, matices o intensidades y lo mismo acontece con esta parte de nuestro erotismo. El caso de Ramiro y la propuesta de Barrios Martínez (varias categorías) pueden auxiliarnos para entender mejor estas situaciones:
Independiente: Ramiro fantasea que usa pantaletas; puede usarlas e incluso masturbarse pero también pueden tener encuentros sexuales con su pareja sin que necesite portarlas.
Concurrente: Ramiro lleva pantaletas bajo su traje, le hace sentir bien y dispuesto para la actividad sexual con su compañera.
Favorita: Ramiro le platicó a su esposa acerca de su gusto y ella aceptó a tener relaciones sexuales, de vez en cuando, en las que él use prendas femeninas.
Dependiente: Ramiro puede tener relaciones sin usar ropa femenina pero no las disfruta, aunque satisfaga a su compañera; algo le falta.
Excluyente: La única manera en que Ramiro puede funcionar, sexualmente y además gozar, es cuando usa ropa de mujer durante la relación.
David Barrios menciona algunas características de las MDS:
- Son eróticas.
- Deben ser consensuadas.
- Generalmente son censuradas y reprimidas.
- Las más subversivas son psiquiatrizadas.
Decía D. H. Lawrence: «Hacemos el amor como lo soñaron nuestras abuelas«. Capaz que también a nosotros se nos ha antojado acariciar de forma más vehemente, o disfrutar un pellizquito, o extasiarnos con el olor de nuestra pareja, o gozar con sus gemidos y consideremos que puede ser hoy con más intensidad que ayer; ¿Es malo? o ¿Es mole?
Cuando la pareja se pone de acuerdo e intentan hacer aquello que se les antoja porque buscan el placer mutuo, los censores no tienen cabida, porque debe respetarse tanto la libertad como la intimidad.