diciembre 27, 2024

Qué hacer ante un ataque de epilepsia

Miriam López Mejía
Miriam López Mejía

Si nos encontramos ante una persona que está sufriendo de una crisis convulsiva es importante:

  • Mantener la calma. No hay que tratar de reanimar a la persona ya que recuperará la conciencia en pocos minutos. La crisis comienza y termina de manera espontánea.
  • No es necesaria la respiración artificial. No coloques objetos en su boca, ya que eso puede ocasionar que se ahogue.
  • Trate de tomar su cabeza para evitar que se golpeé y no interfiera con sus movimientos corporales, ya que eso podría lastimarlo.
  • Sea paciente, ya que es frecuente que después de la crisis entré en un sueño profundo, si es así déjelo descansar.
  • No es necesario recurrir a urgencias a menos que la crisis dure más de 5 minutos o se repita, o en caso de que se trate de una mujer embarazada. Si no es así, al terminar la crisis trate de orientarlo, háblele y, de ser posible, acompáñelo en su traslado a casa o llame a algún familiar o conocido que le pueda hacer compañía.

En algunos casos, el tratamiento puede ser la cirugía, dependiendo del área del cerebro que esté afectada y sólo si no se tocan funciones importantes y vitales. En la mayoría de los casos, se recurre a la medicación y ésta dependerá del tipo de crisis. Además de los medicamentos, es importante modificar algunos hábitos como evitar las bebidas alcohólicas, dormir aproximadamente 8 horas diarias, comer sanamente, entre otros.

En general, cuando se diagnostica la epilepsia va acompañada de un impacto emocional tanto en el paciente como en sus familiares, ya que se enfrentan a muchos prejuicios relacionados con esta enfermedad, la cual se cree que es muy restrictiva y con una gran carga de estigma ante la sociedad. La psicoterapia es una vía donde el enfermo puede elaborar el duelo y las emociones que esté viviendo en ese momento así como buscar una mejor calidad de vida.

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Los problemas sociales que se enfrentan empiezan dentro de la familia, donde existen dos reacciones extremas que deben evitarse: la sobreprotección y el rechazo.

En cuanto a las relaciones interpersonales, el enfermo puede llegar a tener dificultad para ser aceptado por sus compañeros, ya que suele ser objeto de la curiosidad, burlas y rechazo de los demás hasta provocar el aislamiento.
Otro prejuicio que impide el acercamiento al sexo opuesto es el de la transmisión genética de la enfermedad, que, afortunadamente, no existe en la mayoría de los casos. Asimismo, el temor a las malformaciones en el bebé a causa del tratamiento que se siga en el caso de la mujer es otro de los prejuicios que se tienen, lo cual es un riesgo calculado que puede evaluarse antes de la concepción.

Todos estos problemas son en su mayoría producto de la ignorancia acerca de esta enfermedad. Es por ello que una buena solución reside en buscar información seria y, sobretodo, actual que desmitifique la enfermedad de la epilepsia como un trastorno no controlable y sumamente restrictivo.

La meta en el manejo del paciente epiléptico debe ser el lograr la aceptación de la epilepsia como una enfermedad sin estigma que le permita tener una calidad de vida digna, sin discriminación ni rechazo por parte de la sociedad o la familia. El logro de esta meta se consigue con mayor facilidad si se apoya en su médico y en una psicoterapia, ya que, en la mayoría de los casos, el rechazo y el torbellino de emociones encontradas provienen del mismo paciente.

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