A pesar de todas las cosas bellas que un embarazo representa, debemos tomar en consideración que es una etapa que nos puede dejar desgaste emocional y físico. Los expertos recomiendan que lo ideal es esperar al menos dos años para pensar en un siguiente bebé.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) cuando una mujer concibe antes de recuperarse totalmente de su embarazo anterior, incrementan las probabilidades de que el nuevo bebé sea prematuro o tenga bajo peso al nacer. Esto se traduce en menores probabilidades de un desarrollo adecuado y en una mayor propensión a sufrir enfermedades. Además la lactancia de nuestro bebé se verá interrumpida por el siguiente embarazo.
El estudio Planificación familiar en el posparto en la década del 90, elaborado por el Family Health Internacional, asegura que se registrarían 10% menos muertes maternas en el mundo y menos de 500 mil muertes en niños durante el primer año de vida si se asegurara que todos los embarazos tuvieran intervalos mínimos de dos años. Un método anticonceptivo adecuado nos garantizará nuestra protección y la del bebé.
Los anticonceptivos a base sólo de progesterona no representan un riesgo en la salud del pequeño. La Organización Mundial de la Salud recomienda a las mujeres utilizar esta clase de anticonceptivos a partir de seis semanas posteriores al parto.
Una buena opción en este caso es el endoceptivo inteligente Mirena, un pequeño dispositivo en forma de “T” que libera una hormona (levongestrel) a un ritmo constante y en cantidades pequeñas. Ofrece protección hasta por cinco años y te permite recuperar la fertilidad tan sólo un ciclo menstrual después de que se retiró. También disminuye el sangrado y por lo tanto el riesgo de padecer anemia.
El Método de Amenorrea de la Lactancia es efectivo durante los primeros seis meses, sin embargo, después de ese momento es mejor asegurar la protección para disfrutar del bebé que está y después de los que llegarán.