Los factores que influyen en el consumo de alimentos continúan siendo, un tema muy debatido. Un nuevo estudio publicado este 1 de junio de 2015 en la revista SAGE, Journal of Health Psychology (JHP, Revista de Psicología de la Salud), investiga si la interrupción del sueño podría ser un factor que contribuye a un consumo excesivo de alimentos y conduce a un daño crónico de salud a largo plazo en adultos y niños.
En un número especial de la alimentación, dietas y hacer dieta, la investigación explora cómo una mala noche de sueño – algo que afecta a millones de personas en todo el mundo – puede afectar los hábitos alimentarios y los comportamientos. Aunque es bien sabido que una mala noche de sueño puede afectar nuestra capacidad para realizar tareas cotidiana, lo que es menos conocido es cómo un sueño perturbado puede influir en nuestra elección de alimentos y su consumo.“Es bien sabido que el consumo de alimentos está implicado en muchos problemas de salud crónicos como son obesidad, diabetes y enfermedades del corazón, y la dieta es a menudo un objetivo del tratamiento para prevenir la aparición de estas enfermedades“, comentaron los investigadores Alyssa Lundahl y Timothy D Nelson de la Universidad de Nebraska-Lincoln, Estados Unidos. Sin embargo, c”la comprensión de los mecanismos que relacionan los patrones de sueño interrumpido a un aumento en el consumo de alimentos es importante para informar tanto a las intervenciones de prevención y tratamiento de enfermedades crónicas”.
El consumo de alimentos es impulsada por factores biológicos, emocionales, cognitivos y ambientales.
Aunque la dieta es importante, se debe hacer un acercamiento a cómo el sueño afecta a estos factores y tenerlo en cuenta en el tratamiento de los trastornos crónicos de salud asociados con el consumo de alimentos. Lundahl y Nelson sostienen que estos mecanismos son muy alterados y la influencia por los patrones de sueño. Por ejemplo, después de una mala noche de sueño, la hormona que controla el apetito se ve afectada, el estrés emocional es mayor, se desea más comida para compensar la falta de energía y se incrementa la impulsividad, todo ello afecta la cantidad de alimentos que se consumen en un día. Llegan a la conclusión, “Los psicólogos de la salud deben estar conscientes de la relación entre el sueño y la alimentación, y el sueño se deben considerar activamente en los esfuerzos para modificar la conducta alimentaria“.
Dr. David Marks, editor de JHP, declaró “La investigación motivada por Lundahl y Nelson tiene importantes implicaciones en el tratamiento de las condiciones de salud a menudo tratados con intervenciones dietéticas e ilustra la necesidad de investigación para examinar empíricamente los mecanismos subyacentes del consumo de alimentos. Es importante que la gente tenga en cuenta los resultados de este estudio de manera que si se sufre de la falta de sueño, pueden tener más cuidado al considerar la calidad y cantidad de los alimentos que están consumiendo“.
Referencias
- Alyssa Lundahl y Timothy D Nelson Sleep and food intake: A multisystem review of mechanisms in children and adults Journal of Health Psychology
2015, Vol. 20(6) 794–805 DOI: 10.1177/1359105315573427