El estudio revela que los adolescentes que consumen un desayuno muy pobre tienen más riesgo de padecer dentro de veintisiete años el síndrome metabólico que los que toman un desayuno substancioso y balanceado. Es decir que la obesidad abdominal y los altos niveles de glucosa en la sangre pueden estar ligados a que los adolescentes no desayunen correctamente.
Los análisis aplicados a los encuestados, buscaron la presencia del síndrome metabólico, es decir cuando se juntan varios factores que incrementan la probabilidad de riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. El síndrome metabólico incluye obesidad abdominal y altos niveles de triglicéridos dañinos, bajos niveles de HDL (del inglés High density lipoprotein, es decir Lipoproteínas de alta densidad).
[frase]Se encontró que los adolescentes que omitían desayunar o consumían un desayuno pobre tenían 68% más incidencia en el síndrome metabólico al compararlo con los adolescentes que comían un desayuno nutritivo.[/frase]
La conclusión llegó más a fondo después de tomar en cuenta varios aspectos socioeconómicos y otros hábitos de la vida de los adolescentes entrevistados.
Maria Wennberg, principal autora de la investigación señala que “En futuros estudios será requerido para entender los mecanismos involucrados que se relacionan entre consumir un mal desayuno y el síndrome metabólico, pero nuestros resultados y otros estudios previos sugieren que un desayuno pobre puede tener un efecto negativo en la regulación del azúcar en la sangre”.
Este estudio fue realizado por investigadores de la Unidad de Medicina Familiar en el Departamento de Salud Pública y Medicina Clínica en la Universidad de Umeå (Suecia) y ha sido publicado en el “journal Public Health Nutrition“.