Heridas del alma

Desempleo, bancarrota, maltrato, divorcio, rechazo, abandono, pobreza… cualesquiera de estas situaciones son heridas. Una herida es cualquier situación que nos causa un profundo y duradero malestar emocional. A veces tiene que ver con ciertas circunstancias en una etapa de nuestra vida y en otras, se trata de una situación pasajera o de un estado permanente. En ocasiones, la herida es infligida por otros, aunque las más, es provocada por nosotros mismos.

Manos abiertas hacia el cielo con un arco iris en el fondo
Los regalos que nos dan nuestras heridas
Esotéricamente hablando sufrimos una herida que nos permite acercar nos a cierto tipo de personas y de hechos para aprender y fortalecernos. En otros casos, la herida puede no resultar de un defecto de carácter, sino de una situación que necesitamos trabajar. Cada defecto de carácter, cada herida y la manera de trabajar para evolucionar es personal.

A medida que vamos aprendiendo a convertir nuestras heridas y nuestros defectos de carácter en maestros de vida, comenzamos paulatinamente a ser más virtuosos, más humildes (la humildad es el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y es obrar de acuerdo con este conocimiento) y más serviciales, entonces es cuando estamos expandiendo nuestra conciencia. Si logramos comprender por qué y para qué tenemos una herida en nuestra vida, daremos un gran paso en nuestro interior.

¿Cómo se llama tu herida?


Debes comprender que el grado de dominio que la herida tenga sobre ti es también la medida de su poder para transformarte. Una herida profunda es un tema alrededor del cual se organizará tu herida hasta que esté curada y recibas su don (…) se puede ver la herida como parte de una conspiración entre el alma y el cometido de nuestra vida”. NORWOOD, R, Por qué a mí, por qué esto, por qué ahora, ed. Javier Vergara, Buenos Aires, Argentina. 1994, p 89  

El primer paso es darle un nombre a tu herida, reconocerla, aunque te duela mucho: ¿Soledad?, ¿enfermedad?, ¿abuso sexual?, ¿fracaso?, ¿frustración? Debes darle un nombre en forma directa y precisa. Utiliza una palabra o la frase más breve que puedas. Imagina que te pones una playera estampada que anuncia lo que eres “soy alcohólico” “soy neurótico”, “soy adicto al sexo” …”soy borderline”… De esta manera todo el mundo sabrá lo que eres. Esta es una manera de aceptarte y liberarte. Admitir ante nosotros mismos y ante otros que tenemos una lesión dolorosa es un paso necesario para rendirnos.

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Al reconocer lo que somos, nos liberamos. En el momento que tú estás dispuesto a reconocer tu herida, liberas energía y aceptas lo que por años ha sido tan doloroso para ti. No puedes ocultar tus heridas, saltan a la vista, pero para sanarlas tienes que reconocerlas. Las heridas dañan tu mente, tus pensamientos, tus actitudes, en fin, tu manera de percibir la vida. En otras palabras, las heridas ocupan toda tu energía.

Los regalos que nos dan nuestras heridas

¿De qué modo obra tu herida en ti? ¿Qué tienes que aprender de tu herida y para qué estás viviendo lo que estás viviendo? Aunque lo dudes, una vez que la herida cumpla su propósito las respuestas llegarán a ti. Para el alma no existen ni el azar ni la casualidad, sino que todo está “fríamente calculado”.

Si quieres saber qué tienes que aprender de tu herida lo sabrás en su momento. Sin presionar ni controlar. Confía en que tu alma sabrá el cómo, cuándo y dónde para efectuar esas revelaciones. Sólo hay que aprender a escucharla. Sea cual sea el “método” empleado, de repente, en nuestro interior algo cambia. De lo contrario, si no permites que tus defectos de carácter o tus heridas te enseñen lo que necesitas, se hará necesario otro ciclo de curación.

Las heridas del alma nos dan la oportunidad de subir a un peldaño mucho más arriba de donde estamos ahora, para luego darnos cuenta que estamos en un plano más elevado. Las heridas del alma son lecciones de vida. Nos dicen quienes somos. Para que estamos aquí y que venimos a aprender. ¿Tú ya sabes cuál es tu herida?

Imagen cortesía de Healing63



Escrito por

Humanista y facilitadora en Desarrollo Humano


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