Anímate a hablar de tus sentimientos

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Salud mental

Como todas las enfermedades mentales, la depresión está estigmatizada, lo que provoca muchas veces que quienes están pasando por ella no acudan con un especialista, no platiquen con nadie. Sin embargo, nos comenta Nancy Steinberg, psicoterapeuta, es importante dejar este mensaje: “No estás solas, no es una cuestión de sentirte avergonzada. Es una enfermedad y si crees que estás atravesando por ella, pide ayuda, la posibilidad de salir adelante depende de la ayuda que recibas”.

Antes tal vez, no había mucha información sobre ella, por eso se puede pensar que es una enfermedad moderna, pero no es así, o que es una enfermedad de ricos, hecho que también es incorrecto, nos puede dar a todos: Niños, adultos, con situación económica estable o no, flacos, mujeres, hombres, etcétera.

Se sabe que la depresión puede estar provocada por causas externas a nosotras o por causas bioquímicas, es decir, una alteración en la deficiencia de los neurotransmisores como dopamina, noradrenalina, serotonina, y más recientemente se agregó la monoaminoxidasa (MAO), a esta lista. Cuando ésta es la causa, se recetan medicamentos que ayudan a nivelar dicha deficiencia.

“Cada caso es particular, habrá personas que con un tratamiento combinado de antidepresivos y terapia logren salir adelante y superar esta fase, habrá a quienes les funcione sólo la psicoterapia. Lo importante es acudir con un especialista”, afirma Steinberg.

Si la depresión tiene causas exógenas, es decir, ajenas a nosotras como puede ser alguna pérdida material o familiar, la vía para salir adelante puede ser sólo la psicoterapia. Dentro de estos factores desencadenantes también se ha visto que hay una relación directa con los cambios que se nos presentan a lo largo de la vida, la entrada a la adolescencia o la menopausia.

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Cuando sufrimos una pérdida es deseable y natural experimentar tristeza, pero una vez que la etapa de duelo ha pasado regresamos a nuestro estilo de vida usual, habrá quienes no puedan y se queden atorados ahí.

Resulta fácil relacionar la depresión con el mundo de los adultos, pero los niños también pueden estar deprimidos, sólo que los síntomas varían un poco, por ejemplo, el adulto puede sentirse ansioso y el niño irritable.

También se le puede relacionar con factores hereditarios, pero como nos dice la terapeuta “habrá familias que tiendan a la depresión o tengan patrones depresivos, pero más que algo genético, se asimila el patrón, si creces con alguien deprimido es lógico que aprendas dicha conducta”.

Una señal de alarma de que algo no anda bien es que por un período de más de dos semanas manifiestes algunos o todos estos síntomas:

– Estado de ánimo deprimido.

– Disminución del interés por las actividades diarias.

– Pérdida importante de peso.

– Decremento o incremento del apetito.

– Fatiga y pérdida de energía.

– Sentimiento de poca valía.

– Culpa excesiva.

– Disminución en la capacidad para concentrarse.

– Dificultad para tomar decisiones.

– Pensamientos recurrentes de muerte.

– Insomnio, o lo contrario, dormir demasiado, pero el sueño no es reparador.

Es importante recalcar que hay forma de tratarla, que si conoces a alguien o tú crees estar cruzando por ella, sí hay solución. En la actualidad existen diversas opciones de tratamiento.

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