El asma es un padecimiento de origen genético que por lo regular se presenta en la infancia.
Sin embargo, hoy en día se considera que puede detonar en cualquier etapa de la vida pues cada vez se encuentran más factores de orden ambiental que la provocan, principalmente los ambientes húmedos, pero también por malos hábitos como el tabaquismo o la cercanía de pacientes con ése y otros contaminantes.
En México al menos 12 millones de personas padecen asma, de entre las cuales, el 80% de los niños con esta alergia desarrollaron los síntomas antes de los cinco años.
Se le ubica como una enfermedad prevalente de inflamación crónica de las vías respiratorias (las llamadas vías aéreas inferiores que van de los dos bronquios principales hacia abajo). Dicha inflamación por sí sola llega a provocar contracción de los músculos que rodean a los bronquios, y éstos se estrechan, de modo que obstruyen el flujo normal de aire.
“El asma es asintomático en adolescentes y en adultos sus síntomas son más leves. Sin embargo, puede acrecentarse al realizar esfuerzos que induzcan a la tos espasmódica o por circunstancias ambientales que acrecenten la polinización o la presencia de pelos de animales”, afirma el neumólogo pediatra Francisco cuevas Shacht, del Instituto Nacional de Pediatría.
También se le considera una enfermedad común que de controlarse debidamente “no debería ni suponer limitaciones para que el paciente pueda desarrollar una vida normal ni causar graves riesgos, de atenderse adecuadamente”.
Sin embargo, por lo general los pacientes no cuidan el asma de forma permanente o llegan a permitir un alto grado de severidad (crisis asmática). Asumen también riesgos graves que pueden llevar a la muerte, índice que en torno al padecimiento en México alcanza uno de los más elevados a nivel mundial: 14.5%.
En el país se estima que hay unos 12 millones de asmáticos, de los cuales más de 9.5 millones son niños menores de ocho años y cada década aumenta en 50% el número de casos, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Hoy en día, de llevarse un control adecuado, es posible vivir con asma sin síntomas; es de los mayores retos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estima en 300 millones de asmáticos el índice global de la alergia.