La depresión incapacita

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Incapacidad a nivel global

La mayoría de quienes presentan depresión no se atienden. Y el problema es que “sin un tratamiento oportuno la enfermedad evoluciona con una serie de mermas en las funciones físicas y psíquicas que tornan al que padece depresión en una persona con incapacidades”.

Así lo señala el Dr. Carlos Berlanga, subdirector de Investigaciones Clínicas del Instituto Nacional de Psiquiatría, al subrayar que en la depresión es común que el paciente exprese que ha perdido el sentido de la vida o dejó de disfrutar lo que le causaba placer, con emociones que paulatinamente le llevan a conflictos o problemas sentimentales, además de bajar el rendimiento laboral, pérdida de apetito, insomnio y un deterioro gradual de la salud en general.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2020 la depresión será la segunda causa de incapacidad a nivel global. La depresión es 50% más frecuente en mujeres que en hombres, y en México es cada vez un problema de salud pública más severo al afectar a más de 10 millones de mexicanos, entre los cuales se estima que 15% presenta conductas suicidas.

En años recientes estas conductas se incrementaron entre los adolescentes. En 2007 al menos tres mil 500 menores lograron quitarse la vida, de un total de 10 mil 500 que lo intentaron. Esto, de acuerdo a estadísticas del IMSS.

“El hecho de que el paciente esté triste, pierda el interés por lo que habitualmente le interesa, tenga dificultad para gozar, es algo que entraría dentro de la depresión como enfermedad y es algo comprensible en la sociedad, sin embargo, las pacientes no acuden al especialista”, dice por su parte el psiquiatra y psicoanalaista, Jaime Casares Queralt, del Hospital Español. Cuenta que cuando a una paciente se le diagnostica depresión, por lo regular ésta se presenta sin causa aparente. Sin embargo el enfermo dice: “no sé por qué me siento así, si tengo dos hijos lindos, no tengo problemas económicos ni familiares y no sé por qué estoy así; lloro todo el tiempo, no duermo, no disfruto”.

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Éste sería el típico paciente deprimido donde no hay una causa externa. La depresión, continúa el experto, tiene un origen químico. Lo que pasa es que muchas veces, y lo habitual en la vida, es que nadie está libre de conflictos.

O tenemos broncas de pareja o económicos o problemas en el trabajo, y entonces lo habitual se puede confundir con cosas de verdad importantes. Los neurotransmisores que se alteran con un estado depresivo, son ante todo la serotonina, pero también la noradrenalina y la dopamina, que al disminuir o variar su fluido, desajustan el balance incluso en los receptores que reciben estas sustancias.

“Éstas van de una neurona a otra y son las que logran la intercomunicación entre éstas, una comunicación que funciona mediante descargas eléctricas, que al ser el resultado de una comunicación bioquímica y conjugarse con fluido eléctrico, hace muy complicada esa falta de sustancias en los receptores”, advierte.

–¿Cómo podemos diferenciar una tristeza común de un estado de depresión? –le preguntamos. “Si se me muere mi perrito y lloro dos días quizás es normal, y si lo quise mucho le lloro ocho días, pero si seis meses después me sigo sintiendo muy infeliz por lo del perrito y si a eso le agregamos otros síntomas, entonces ya es depresión”, dice.

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