Descrita por primera vez como parálisis temblorosa en 1817 por el cirujano inglés James Parkinson, su enfermedad homónima es famosa por los síntomas motores debilitantes derivados de la muerte prematura de las neuronas dopaminérgicas de la región cerebral llamada mesencéfalo.
En México, no existen cifras exactas de personas que viven con Parkinson, sin embargo, el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía estima una prevalencia de 50 casos nuevos por cada 100 mil habitantes al año. A nivel mundial, se calcula que aproximadamente 5 millones de personas mayores de 50 años puedan padecer esta enfermedad.
En un estudio publicado recientemente, investigadores del Hospital Houston Methodist proporcionan evidencia de que las células T inmunitarias reguladoras, o Tregs, las cuales son un tipo de célula del sistema inmune que impide la acción de otros tipos de glóbulos blancos para evitar que el sistema inmunitario reaccione de manera exagerada, no sólo están reducidas, sino que también son disfuncionales en la enfermedad de Parkinson. En consecuencia, estas células que suprimen el sistema inmune no pueden reducir la inflamación en el sistema nervioso central.
Sin embargo, también demostraron que las Treg periféricas pueden activarse y expandirse con éxito y pueden usarse potencialmente para suprimir las células inmunes proinflamatorias.
“Hemos demostrado que podemos tomar las Treg disfuncionales y luego activarlas para hacerlas hipersupresoras, proporcionando una posible vía terapéutica para tratar la enfermedad de Parkinson”, explica el Dr. Aaron Thome, profesor asistente de investigación de neurología del Hospital Houston Methodist.
“A partir de aquí, nuestro próximo paso sería inyectar estas células nuevamente en el paciente e investigar no solo si es seguro y bien tolerado, sino también si la infusión de Treg funcionales puede detener la progresión de la enfermedad” señaló.
Al igual que en otras partes del cuerpo, la inflamación dentro del cerebro suele ser debido a las respuestas inmunitarias necesarias para el mantenimiento y la reparación de los tejidos.
Sin embargo, si la inflamación se prolonga debido a enfermedades neurodegenerativas o lesiones cerebrales traumáticas, se produce un daño neuronal progresivo.
En la enfermedad de Parkinson, las neuronas productoras de dopamina del cerebro son las más vulnerables al daño por inflamación. Se especula que la respuesta inmunitaria inicial se desencadena por la muerte de las neuronas dopaminérgicas debido a una acumulación de ciertas proteínas.
Los investigadores señalaron que el próximo paso en su investigación sería un estudio clínico de fase 1 en el que las Treg disfuncionales se extraigan de la sangre de pacientes con Parkinson, se expandan según los protocolos del estudio y luego se devuelvan al paciente.
“Decidimos hacer un estudio más amplio para investigar la disfunción Treg en pacientes con esta enfermedad neurodegenerativa, con el objetivo de ayudar a encontrar un alto para esta enfermedad crónico-progresiva,” concluye el especialista del Hospital Houston Methodist.