La osteoporosis es una enfermedad que produce la pérdida de masa ósea así como el daño progresivo del esqueleto, provocando huesos frágiles propensos a fracturas. Desafortunadamente es una enfermedad que no tiene síntomas ni presenta dolor, por lo que la mayoría de los casos se detecta en una etapa avanzada, comúnmente hasta sufrir una fractura.
En México se estima que hay alrededor de 6.7 millones de personas entre los 35 y 60 años que sufren algún tipo de osteoporosis, mientras que en la población mayor de 60 años se tiene registro de alrededor de 3.5 millones de personas con este padecimiento.El doctor Jesús Fernando Pérez Velasco, especialista en Medicina Interna de Especialidades Médicas Integradas (EMI) explicó que existen tres factores principales que influyen en el desarrollo de la osteoporosis:
- Nutrición
- Actividad física
- Genética
Comenta que la osteoporosis es una enfermedad que puede prevenirse incluso desde el nacimiento, pues una dieta balanceada que incluya diferentes vitaminas y minerales como calcio, Vitamina D, magnesio, zinc y silicio entre otros, sirve como escudo para evitar este padecimiento que se presenta normalmente entre los 35 y 40 años dependiendo también del sexo, pues las mujeres son más propensas a desarrollarla después de la menopausia debido a la pérdida de estrógeno.
De acuerdo con el doctor Pérez Velasco, a partir de los 30 años aproximadamente, la densidad ósea comienza a disminuir un 8% cada década, por lo que el cuidado de la alimentación es crucial en esta etapa, además de la adecuada actividad física.
Es por esto que los malos hábitos alimenticios como el consumo excesivo de grasas, azúcares, café, alcohol y tabaco, así como el abuso del refresco y la mínima ingesta de vitamina D pueden propiciar la aparición de esta enfermedad. No es difícil llevar una dieta de prevención pues la mayoría de las vitaminas y minerales que se necesitan se encuentran en lácteos, frutas, verduras y algunos cereales.
Otros factores de riesgo para desarrollar osteoporosis son:
- Alcoholismo
- Consumo excesivo de cafeína, relacionado con la pérdida de calcio en la orina
- Sedentarismo
- Alguna deficiencia de nutrición
Detección oportuna
Para detectar esta enfermedad es necesario tomar una imagen principalmente de la cadera y las vertebras, este proceso no invasivo se llama Densitometría Ósea, mediante la cual se puede observar el grado de desgaste de los huesos para hacer un diagnóstico y comenzar un tratamiento adecuado.
La actividad física es también parte fundamental del desarrollo de la estructura ósea y el tratamiento de recuperación cuando se ha diagnosticado con osteoporosis, pues una persona que tiene nula actividad física o pierde por completo la movilidad ya sea temporal o definitivamente puede llegar a perder hasta el 40% de la densidad ósea.
Los ejercicios de resistencia y que promuevan la fuerza muscular, como la caminata, ayudan a que el hueso se solidifique, “cada vez que damos un golpecito en el hueso cambia su formación y se vuelve más duro sobre todo donde lo necesita, una persona que tiene este estímulo constante puede hacer que el hueso se haga más fuerte”, explica el doctor Pérez Velasco.
A pesar de que es importante hacer ejercicio desde edades tempranas, una persona de 40 o 50 años que nunca lo ha hecho, puede fortalecer también el hueso desde el momento en que decida comenzar a ejercitarse, esto además de fortalecerlo ayuda a disminuir la pérdida de hueso denominada resorción ósea.
Una persona con osteoporosis también puede incorporarse a ciertas actividades físicas con supervisión médica, debe utilizar calzado adecuado que ayude a evitar caídas y tomar medidas de prevención como la instalación de barandales en escaleras y sitios donde pudiera tropezar.
El tratamiento luego de ser diagnosticado depende de cada paciente, sin embargo los más comunes son los suplementos de calcio, consumo de vitamina D y estrógenos que ayudan a evitar fracturas y pérdida ósea.
Finalmente, dijo el especialista que la osteoporosis es prevenible y a pesar de no ser una enfermedad mortal, puede afectar gravemente la calidad de vida de quien la padece, por ello es importante cuidar la alimentación y evitar el sedentarismo así como la realización de estudios a partir de los 35 años para su oportuna detección y tratamiento.