Los delegados de la 67 Asamblea Mundial de la Salid aprobaron el pasado 24 de mayo, una resolución que llama a los países a fortalecer sus sistemas de gestión de medicamentos, a apoyar la investigación para extender la duración de los medicamentos existentes, y a alentar el desarrollo de nuevas opciones de diagnóstico y tratamiento.
Los delegados reconocieron la creciente preocupación que genera la resistencia antimicrobiana y se urgió a los gobiernos a fortalecer sus planes de acciones nacionales, así como la cooperación internacional.
Esto requiere de compartir información de la extensión de la resistencia y el uso de antibióticos en humanos y animales. También involucra mejorar la conciencia entre los proveedores de salud y el público de la amenaza que representa la resistencia, la necedad del uso responsable de antibióticos y de la importancia de una buena higiene en la manos y otras medidas para prevenir infecciones.
Dentro de la información de la resolución A67/39 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Resistencia a los fármacos antimicrobianos” se informa que más allá del impacto inmediato en la salud pública, a través de la morbilidad y la mortalidad de enfermedades, la resistencia a los antimicrobianos genera considerables costos económicos, tanto sanitarios como generales.
En enero de 2013, el Foro Económico Mundial advirtió de que la resistencia a los antimicrobianos es uno de los mayores riesgos para la seguridad sanitaria a los que mundo tiene que hacer frente, y llamó la atención para el hecho de que las pérdidas de producto interno bruto que ocasiona oscilan entre el 0.4% y el 1.6%
La publicación por la OMS, en 2001, de una estrategia mundial de contención de la resistencia a los antimicrobianos no ha dado lugar a un plan de acción mundial ampliamente aceptado, y sigue habiendo en todos los sectores una falta de conocimiento sobre las repercusiones de la resistencia. En consecuencia, el Grupo de Asesoramiento Estratégico y Técnico sobre Resistencia a los Antimicrobia ha recomendado a la OMS que lidere la elaboración y coordinación de un plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos en el que se destaque:
- la integración de la prevención de la resistencia a los antimicrobianos en todos los sistemas de salud y en la práctica clínica (de la medicina tanto humana como veterinaria);
- la reducción del consumo de antimicrobianos en todos los sectores, según proceda;
- la importancia de la higiene y de la prevención y el control de las infecciones;
- el reconocimiento de que la ampliación de una atención sanitaria de calidad a través de la cobertura sanitaria universal y crear conciencia del problema son factores favorecedores importantes;
- la innovación técnica y de los servicios en todos los aspectos de un plan de acción mundial.
En la resolución A67/39 “Resistencia a los fármacos antimicrobianos” se menciona que los siguientes pasos son:
- Colaboración intersectorial. La resistencia a los antimicrobianos es una cuestión fundamentalmente sanitaria, pero también presenta importantes aspectos relacionados con la sanidad animal, la economía, la sociedad y el desarrollo.
- Planes nacionales. Es urgente que todos los países se comprometan con un plan nacional integral de lucha contra la resistencia a los antimicrobianos que disponga de financiamiento.
- Conocimiento e información. Hay que reforzar las evidencias sobre la magnitud, la epidemiología y las repercusiones económicas de la resistencia a los antimicrobianos y la eficacia de las medidas de control. En muchos países ello requerirá un fortalecimiento de la vigilancia, la capacidad de laboratorio, la recopilación de datos y la presentación de informes sobre la resistencia a los antimicrobianos y el uso de los medicamentos en los ámbitos de la salud humana y animal y de la agricultura.
- Reglamentación farmacéutica. Se necesitan mejores mecanismos y prácticas de reglamentación nacionales e internacionales a fin de optimizar el acceso a antimicrobianos de buena calidad y su uso, limitar la propagación de la resistencia debido al uso excesivo o inapropiado de estos fármacos, y eliminar los antimicrobianos de calidad subestándar, espurios, de etiquetado engañoso, falsificados o de imitación.
- Prevención de las infecciones. Los planes nacionales han de tener en cuenta la importancia de la prevención y el control de las infecciones. Su prevención reduce la necesidad de utilizar antimicrobianos y la propagación de la resistencia a ellos. Los planes de acción nacional y mundial han de dar prioridad a las actividades para crar conciencia y de promoción del saneamiento, higiene, prácticas de prevención y control de las infecciones, incluido el uso de las vacunas.
- Innovación tecnológica. Las inversiones actuales en desarrollo de nuevos medicamentos, productos diagnósticos y otros instrumentos para detectar y controlar las infecciones son insuficientes. Al mismo tiempo, son necesarios modelos de negocio que respalden un planteamiento sostenible y a largo plazo del desarrollo, la producción y el mantenimiento del uso de los antimicrobianos.
- Innovación de los servicios. Los Estados Miembros deberían identificar y fomentar las prácticas óptimas, y reforzar la recopilación de evidencias con el fin de alentar la innovación en materia de prestación de servicios y movilización social. La Secretaría colaborará con los Estados Miembros para identificar y fomentar redes y centros de excelencia que puedan proporcionar liderazgo técnico y en materia de servicios en los ámbitos nacional, regional y mundial. Esa cooperación se centrará también en la creación de capacidad y la elaboración de programas continuos de promoción de la salud, educación sanitaria y comunicación para la salud que logren cambiar la cultura relacionada con los antimicrobianos, los conocimientos acerca de ellos y su demanda.
La OMS deberá desarrollar un plan de acción mundial para combatir la resistencia antimicrobiana para presentarse el próximo año en la Asamblea Mundial.
Referencias
- Resistencia a los fármacos antimicrobianos http://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/WHA67/A67_39-sp.pdf