Líderes mujeres de América Latina abogaron hoy por integrar la salud mental en la respuesta a la pandemia por COVID-19 y convocan a aumentar significativamente las inversiones en este campo para evitar un incremento de enfermedades mentales.
“A medida que aumentan los riesgos de violencia y de desestabilización de las condiciones de salud mental, como suele suceder en el marco de las emergencias, podemos anticipar mayores necesidades de las mujeres y sus hijos en cuanto a apoyo psicosocial y servicios de salud mental. A pesar de estas preocupaciones obvias, la salud mental sigue recibiendo una atención inadecuada desde la salud pública”, indicó la Directora de la la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, durante el evento virtual organizado por OPS y el Gobierno de Costa Rica.
Etienne resaltó que antes de la pandemia mundial por COVID-19, las mujeres en las Américas ya eran un 50% más propensas que los hombres a sufrir trastornos de depresión y tenían el doble de probabilidad que los hombres a padecer trastornos de ansiedad. Según datos de la OPS, el promedio de gasto público en salud mental en toda la región es apenas un 2.0% del presupuesto total de salud y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos.
La Directora de la OPS convoca a fortalecer las políticas, los sistemas y los servicios de salud, para garantizar que el bienestar integral de las mujeres forme parte de la respuesta de los países ante la enfermedad de COVID-19. Además, destacó que cuando la atención presencial de los proveedores de salud no sea posible, deben facilitarse servicios remotos por ejemplo el uso de la telemedicina y las líneas telefónicas de ayuda, esto como parte del conjunto de las herramientas de atención.
En el mismo sentido, la Vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell, destacó que satisfacer las necesidades de salud mental de las personas, y particularmente de quienes están en una situación de vulnerabilidad, debe ser uno de los principales objetivos para la respuesta y recuperación de los países frente a COVID-19.
“Esta es una responsabilidad que debemos asumir los gobiernos, apostando al multilateralismo como un instrumento para alcanzar una solución coordinada y duradera, pero también con apoyo del sector privado y la sociedad civil”, afirmó.
“Debemos generar una alianza regional que permita mejorar el bienestar de las personas y al mismo tiempo evitar mayores costos económicos y sociales por la llegada de una nueva pandemia. Invertir en salud mental, hoy más que nunca, es crucial para la recuperación socioeconómica de las personas, de las sociedades y de los países”, subrayó Campbell.
Impacto diferenciado
Por su parte, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA), Alejandra Mora, explicó que las medidas de salud pública como el confinamiento obligatorio implementado por muchos países ante COVID-19, ha generado mayores niveles de estrés y ansiedad en las mujeres, así como un aumento en las brechas sociales.
“Las mujeres están asumiendo la emergencia de los cuidados, el trabajo doméstico remunerado y no remunerado, y están en primera línea en el sector de salud, situación que no solo conlleva mayor riesgo de contagio, sino que también, impactos evidentes en su salud mental”, afirmó.
La Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, María Noel Vaeza, indicó que las mujeres y las niñas se ven especialmente afectadas por la pandemia y están soportando una gran parte del estrés en el hogar. “La socialización de las mujeres en el marco de la división sexual del trabajo las ha puesto en una posición de postergación de sí mismas y desproporcionadamente pendientes de las necesidades de las demás personas. A medida que la pandemia profundiza el estrés económico y social, la violencia contra las mujeres está intensificando lo cual tiene graves consecuencias para la salud mental de las mujeres”, manifestó.
En tanto, la Gerente y Fundadora de las Clínicas de Salud Mental RENOVAR de Colombia dijo que es necesario generar las condiciones para que la región invierta en el bienestar de las personas. “La reforma de los servicios de salud mental avanzará de manera más acelerada si aprovechamos la circunstancia actual para impulsar, modernizar e innovar la prestación de servicios a largo plazo”, acotó[.]