Hay días que hasta el más optimista no encuentra la emoción correcta, entre el trafico de ideas y la pronta toma de decisiones, es difícil mantenerse con buen ánimo, esto solo nos hace ser ”normales“ ¿No crees?
[media-credit name=»M_Prusaczyk» align=»aligncenter» width=»562″][/media-credit]Muchas personas consideran que deben perderse de quienes son, por mantener una postura siempre “correcta , simpática, amable , alegre, llena de energía ,espontanea..etc.” motivos hay muchos, entre los principales están : El tipo de trabajo al que nos dediquemos, la imagen que pretendemos mantener frente a los demás, la necesidad de ser reconocidos , el ser piezas fundamentales en nuestra familia “los fuertes “, el ser siempre “buenos y lindos”, …etc. Esto tiene cierta lógica y se vale, ¿pero siempre?, el cuestionamiento seria: ¿es posible sin afectar nuestro propio sentido de vida y nuestras verdaderas emociones, mantener este estilo de vida?
Una de las consecuencias de mantener este estilo de vida, es que algunas personas del entorno piensan que cualquier cosa que digan o hagan no es tan grave ya que nuestro optimismo va a dejar pasar cualquier cosa.
En mi experiencia el cubrir una emoción con otra no funciona, de hecho es uno de los motivos principales por los cuales mis pacientes llegan al consultorio. Yo no estoy diciendo que las personas que muestran estas actitudes y posturas positivas y alegres sean falsas o no lo sientan, todos podemos tener estos momentos y son reales, lo que digo es que los seres humanos somos emocionales, es parte de ser y de estar. Hay días que pasamos de una emoción a otra, como si fueran las estaciones del año, podemos pasar bruscamente de un estado de ánimo a otro y esto forma parte de nuestra vida diaria.
Contener lo que sentimos, trae como consecuencia que la imagen que proyectamos no sea del todo real, si bien es cierto que no se trata de desquitar nuestros enojos y frustraciones con los demás, si es sano que mostremos que somos vulnerables y sensibles, porque si nos excedemos en demostrar un optimismo excesivo o una sonrisa falsa, podemos dar la impresión de estar constantemente en poses o con mascaras.
Cabe aclarar que esto no significa que por razones sociales y de convivencia no tengamos que tener discreción en nuestro estado de ánimo sobre todo con personas que no son de nuestra confianza. Sin embargo esto no aplica a la familia, pareja y amigos con los que “deberíamos” tener la confianza de ser claros con nuestros sentimientos, incluso si somos los “fuertes” en estas relaciones.
Uno de los tantos caminos para llegar al estrés, es vivir de apariencias, porque siempre tienes que estar preocupado por no ser descubierto. Esta situación termina deteriorando tu salud física y emocional. Lo más triste es que te pierdes la oportunidad de ser tú en plenitud y terminas siendo una representación histriónica de lo que realmente eres ¿no crees?
La vida es como una rueda de la fortuna, la ventaja de llevar un optimismo real, es que cuando se nos presenta un obstáculo o dificultad tenemos como hábito auxiliarnos de pensamientos y actitudes positivas y eso hace más fácil salir avante de cualquier situación, esto es excelente.
Lo importante y a lo que me refiero con este artículo es que el hecho de demostrar nuestras emociones no significa bajo ninguna circunstancia que seamos pesimistas, muy al contrario al dejarnos ser, mantenemos a pesar de los inconvenientes que se nos presenten un equilibrio emocional, por tanto una buena actitud, que traerá como consecuencia una mejor salud física y mental.