La pandemia ha dejado importantes retos en materia de salud en la sociedad, uno de los más preocupantes tiene que ver con el súbito aumento de casos de sobrepeso en niñas y niños, ya que esto puede derivar en problemas cardiovasculares, diabetes y cáncer.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que, a nivel mundial, México ocupa el segundo lugar con mayor índice de personas obesas, detrás de Estados Unidos; y el primero con niños que padecen sobrepeso.
Además de la falta de ejercicio, otros factores que intervienen para el aumento de peso en niñas y niños tienen que ver con una mala alimentación, el medio ambiente, circunstancias familiares y predisposición genética. Comprender la biología de la obesidad es complejo y hay que considerar que no todo es auto control.
Los expertos de Voz Pro Salud Mental Ciudad de México destacan la importancia de concientizar a la población sobre las graves consecuencias de estos padecimientos en los menores, sobre todo, considerando que el confinamiento derivado de la pandemia provocó que las niñas y niños disminuyeran sus actividades físicas.
A continuación, te comparten algunas de las soluciones a este preocupante padecimiento:
En los centros escolares
- Al respecto, es importante agregar en el plan de estudios de escuelas y colegios, la materia de nutrición, donde se enseñe la importancia de comer saludablemente y el plato del buen comer.
- Las cafeterías escolares deberán ofrecer alimentos sanos como primera opción y la posibilidad de ingerir agua potable durante el día.
- En caso de ser posible, considerar la apertura de un centro de nutrición. Por supuesto, agregan, es importante el involucramiento de los padres y que conozcan la temática a abordar en estos espacios.
En la familia
- Procurar tomar cursos y asesorías en materia de nutrición, para que conozcan la importancia acerca de: qué se come, cuándo se come y cómo se sirve.
- También, aprender dinámicas familiares para enseñar a sus hijos el significado de una comida saludable, y que sean estos últimos quienes determinen qué comen y la cantidad, por ejemplo, no obligarlos a terminarse el plato de comida.
- Lo ideal es incrementar el consumo de frutas y verduras naturales, beber más de dos litros de agua natural al día y, en la medida de los posible, evitar la comida procesada.
- Una idea novedosa es que entre todos los miembros de la familia elijan una verdura que todos deben probar.
- Otro factor relevante es procurar la convivencia familiar a través del ejercicio, si es factible, al aire libre. Realizar paseos en parques o cualquier actividad que implique moverse físicamente.
Los expertos en el tema saben que no es tarea fácil cambiar los hábitos alimenticios, no obstante, la participación de la familia es fundamental para incidir positivamente en la salud de las niñas y los niños.