El paciente con diabetes debe aprender a tomar decisiones que lo lleven a mantener un control adecuado de sus niveles de glucosa; es por ello que vigilar su consumo alimentario, es un elemento clave para su salud.
Deben seguirse los consejos del médico, el nutriólogo o del orientador en diabetes, quienes deberán diseñar una dieta o plan de alimentación acorde a la edad, peso, talla, índice de masa corporal, desempeño de actividades físicas y ejercicio del paciente, considerando además qué tipo de diabetes presenta para evaluar sus requerimientos de alimento, de acuerdo a las curvas de glucosa o insulina en sangre.
Con base a lo anterior habrá que diseñarles una dieta con 3, 4, 5, o más tomas de alimento, considerando si requiere consumirlos en horarios específicos en función del consumo de hipoglucemiantes ó insulina inyectada.
Es evidente que el diabético, al igual que toda persona bien alimentada, debe cuidar la cantidad y la calidad de los alimentos que consume ; su alimentación debe estar limitada en el consumo de carbohidratos, pero esto implica que no sólo debe limitar el consumo de azúcares (mono y disacáridos) y frutas como se sabe, sino que también debe concientizarse de que el pan, los cereales, las leguminosas y los tubérculos pueden contener almidones y otros polisacáridos que, al consumirlos en exceso, pueden alterar sus niveles de glucosa en sangre. Además debe estar pendiente de no abusar del consumo de proteínas que puedan alterar el funcionamiento renal o de la grasa de origen animal que puedan elevar sus niveles de colesterol y preocuparse por mantener un peso adecuado.
En busca de la composición recomendable de hidratos de carbono que hay que consumir, y buscando los alimentos adecuados para el paciente diabético, el Dr. David Jenkins desarrolló el concepto de índice glucemico (IG), el cual permite evaluar el efecto fisiológico de los alimentos con alto contenido de hidratos de carbono, evalúa su rapidez de adsorción o definiéndolo con otras palabras mide la capacidad para aumentar la concentración de glucosa en sangre al consumir cada alimento, para evaluar esto, utilizó como referencia la glucosa, a la cual le da un valor de 100.
Actualmente el IG se ha generalizado mundialmente; la FAO y la OMS avalan el método del IG para clasificar los alimentos con alto contenido de hidratos de carbono.
Mientras más alto sea el índice glucemico, mayor será el efecto de ese alimento en las concentraciones de glucosa sanguínea, así si el IG de la glucosa es 100, la miel tiene 90, las zanahorias 47, las papas hervidas 70, el pan integral 35 y las lentejas o los frijoles tienen 30 , pero otros alimentos como los dátiles (IG 103) o el pastel de elote (IG102) se absorben más rápido por lo tanto son menos adecuados para el diabético.
Es importante saber elegir adecuadamente el tipo de edulcorantes a utilizar para sustituir al azúcar; hay edulcorantes nutritivos como fructosa, sorbitol, manitol, xilitol que aportan aproximadamente 4 calorías por gramo y tienen una capacidad edulcorante similar a la azúcar pero con un IG más bajo. Hay que considerar también que el consumo excesivo de sorbitol puede ocasionar malestar gastrointestinal y diarrea.
Existen también otro tipo de edulcorantes no nutritivos que pueden ser utilizados de manera indefinida sin contraindicación; la sucralosa y el aspartame son los más comunes en México, además están el acesulfame k que no está disponible en nuestro país. La sacarina y el ciclamato actualmente están casi retirados del mercado ya que en algunas investigaciones se observó que podían causar tumores.
El aspartame está constituido por dos aminoácidos: el ácido aspártico y la l-fenilalaninia (nociva sólo para enfermos de fenilcetonuria) y la sucralosa, derivada de la sacarosa, que tolera altas temperaturas de cocción; ambos edulcorantes resultan inofensivos para el ser humano por lo que pueden ser consumidos en forma indefinida aún por niños y embarazadas.
Otros elementos a considerar en plan de vida del diabético es la gran importancia de desarrollar ejercicio de manera constante y evitar el consumo de alcohol, éste altera sus niveles de glucosa, por lo tanto sólo se permite a los pacientes que controlan su glucemia. Puede consumirse en muy bajas cantidades acompañando sus alimentos.
Resulta también de vital importancia para el diabético tener una orientación específica de como aprender a leer adecuadamente las etiquetas de los alimentos industrializados que consume; es por ello que en éste artículo añadimos una tabla que les ayudará a formar un criterio al respecto, lo cual les permitirá lograr un estilo de vida más estable en cuanto a su enfermedad.
