El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad que afecta aproximadamente al 5% de la población mundial, principalmente a mujeres jóvenes, ha sido catalogada recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad neurológica grave y resistente a los medicamentos.
Usualmente, esta enfermedad se declara tras una gripe o catarro, o después de un periodo de stress intenso. Sin embargo, se desconocen las causas específicas que originan este padecimiento que, aparentemente, ataca al sistema nervioso central, causa inflamación muscular y tiene, probablemente, alguna relación con un mal funcionamiento del sistema inmunológico. Lo que sí se sabe es que no es hereditaria, no suele llegar a mayores complicaciones y no es causal de muerte.
Para determinar si una persona padece el síndrome de fatiga crónica, los médicos suelen primero descartar cualquier otra enfermedad que se caracterice por unafatiga persistente, como en el caso de la mononucleosis (enfermedad viral), la fibromalgía (dolores musculares intensos), la esclerosis múltiple (deficiencia del sistema inmunológico) o una depresión profunda.
En términos generales, los médicos consideran que una persona padece el síndrome de fatiga crónica si ésta se ha sentido sumamente cansada por más de 6 meses sin que el descanso mejore su condición, y presenta algunos de los siguientes síntomas:
– Dolor muscular y articular.
– Ansiedad.
– Depresión.
– Colon irritable, estreñimiento.
– Confusión, irritabilidad, desorientación y pérdida de memoria a corto plazo.
– Trastornos del sueño.
– Dolores de cabeza.
– Fiebre leve (menor a 38º).
– Inflamación de los ganglios.
– No poder estar parada o sentada mucho tiempo, sentirse mejor a estar acostada.
Estos síntomas varían en cada persona y pueden presentarse e ir aumentando, para luego disminuir y desaparecer; y así sucesivamente.
En estos momentos, no se conoce cura para el Síndrome de Fatiga Crónica; sin embargo, se pueden mejorar algunos de los síntomas conociendo los factores de la vida cotidiana que los agraven. De esta manera, se puede recomendar, por ejemplo, no realizar esfuerzo físico o tomar café, con el fin de evitar el dolor de cabeza. Para algunos pacientes la homeopatía, la acupuntura, el yoga, y el Tai-Chi han sido beneficiosos.
El tratamiento de este padecimiento debe adecuarse a cada caso y suele aplicarse a través de la elaboración de un programa que logre una sensación de mejora en el paciente. Muchas personas que sufren de este síndrome, acuden a diferentes tipos de psicoterapias para aprender a manejar la enfermedad y aprender a vivir con ella, ya que el cansancio que sienten no les permite llevar un estilo de vida normal y una calidad de vida, y, en consecuencia, mantener el mismo rendimiento intelectual y físico que antes. La pérdida de capacidades que conlleva esta enfermedad suele provocar mucha angustia y enojo, y la psicoterapia puede ayudar a que el paciente reconozca y acepte sus nuevos límites.
El síndrome de fatiga adquirida suele también afectar las relaciones personales del paciente con su familia, con su pareja, sus colegas de trabajo, amigos y vecinos, para lo cual la psicoterapia puede ser también de gran ayuda.
¿Qué hacer?
Si crees tener alguno de los síntomas mencionados anteriormente, es recomendable que lleves un registro meticuloso de cada uno de ellos, anotando diferentes factores, tal como la duración, la frecuencia, la intensidad, los cambios, las recaídas, y las distintas sensaciones tanto físicas como mentales y emocionales que provocan. Es también importante identificar las actividades previas a la aparición de cada síntoma, con el fin de poder determinar si tienen alguna otra causa o son parte de la enfermedad.
Si crees que tienes el Síndrome de Fatiga Crónica es recomendable:
– Buscar un médico que conozca la enfermedad o que esté dispuesto a aprender contigo y que sea alguien con quien te sientas cómoda y haya buena comunicación.
– Infórmate sobre la enfermedad.
– Edúcate y educa acerca de la enfermedad, comunica tus conocimientos a tus amigos, a tu pareja, a tu familia, a tus compañeros de trabajo y a los médicos con los que estés en contacto.
– Busca apoyo, es una enfermedad que causa mucho enojo y angustia.
– Únete a grupos de apoyo con gente que tenga la misma enfermedad.
Para dudas e información, manda un correo a [salud[arroba]plenilunia[punto]com