noviembre 19, 2024

¿Es correcto el uso de hisopos para limpiar tus oídos?

Plenilunia Salud Mujer
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Todos vamos perdiendo audición conforme pasan los años, por deterioro de las células dentro del oído interno, es decir, la parte del oído que transforma los sonidos en impulsos nerviosos. Esta pérdida de audición asociada a la edad la llamamos presbiacusia.

Pero existen otros factores que pueden aumentar la pérdida del oído con la edad, como son

  • La exposición al ruido en forma constante;
  • tabaquismo;
  • diabetes;
  • presión alta;
  • colesterol alto;
  • tiroides baja;
  • obesidad, y
  • el uso de medicamentos que puedan dañar la audición. De ahí que cuidar la audición es una razón más para cuidar nuestra salud en general.

A esto se suman enfermedades específicas del oído, que aparecen en la edad adulta. Éstas incluyen la otoesclerosis, enfermedad de Meniere, enfermedades autoinmunes, daño por diferentes virus, tumores del nervio auditivo, daños por accidentes, e inclusive factores genéticos.

Los niños deben realizarse una prueba auditiva al nacimiento (tamiz auditivo), al entrar a primaria y a secundaria.

En este último sentido, se han identificado alrededor de 200 genes cuyas mutaciones pueden causar pérdida auditiva, y algunos de ellos aumentan el daño asociado a edad. “Se mezclan tantos factores, que es difícil a veces separarlos, y las estimaciones sobre el papel de la herencia en la pérdida auditiva por edad abarcan de 25 a 55 por ciento.

La causa principal de pérdida de audición en adultos es el efecto de la edad en el sistema auditivo”, comenta el Dr. Gonzalo Corvera, Director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología S.C. (IMON), organización médica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la salud auditiva.

De ahí que no hay que pensar que cualquier pérdida de audición, aunque aparezca con la edad, sea debida a la edad, y siempre hay que buscar el diagnóstico preciso, porque las opciones de tratamiento son diferentes.

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No obstante, el cuidado de nuestros oídos debe ser una práctica habitual en nuestro día a día, en aras de prevenir algún tipo de daño.

Hay que cuidar el número de horas que usamos audífonos, y el volumen al que escuchamos música con ellos.

Hábitos y prácticas para el cuidado de nuestros oídos

  1. Limpieza. Es importante evitar introducir cualquier objeto en el oído, incluyendo hisopos. No necesitamos limpiarnos el oído, ya que el oído tiene un mecanismo de autolimpieza que expulsa la cerilla de manera natural. De hecho, si alguien tiene el conducto un poco más estrecho, al tratar de limpiárselo con un hisopo provoca que empuje la cerilla de regreso hacia adentro, creando tapones. Podemos dejar que entre un poco de agua en nuestro oído cuando estemos en la regadera y escurrirlo después hacia afuera, con esto sería suficiente. Cuando la cerilla ya se acumuló, hay que ir con el especialista otorrinolaringólogo o neuro-otólogo.
  2. Exposición al ruido. Hay que detectar cuando estamos expuestos al ruido; desde un concierto, hasta una obra en construcción, maquinaria o eventos. En estos casos, llevar tapones es un buen hábito; no vamos a poder evitar el ruido por completo pero disminuirá la intensidad y, por lo tanto, el daño. En eventos y conciertos es importante permanecer lejos de las bocinas.
  3. Ser responsable con audífonos personales. Relacionado con el punto anterior, hay que cuidar el número de horas que usamos audífonos, y el volumen al que escuchamos música con ellos. No debe ser tan elevado el volumen que nos impida detectar que alguien nos llama a un metro de distancia. Los audífonos canceladores de ruido o que bloquean el ruido externo, deben usarse para bajar el volumen de la música y no para elevarlo.
  4. Evitar la automedicación. Hay medicamentos que pueden causar daño al oído; la mayoría no son de fácil acceso al público ya que se utilizan para casos de cáncer o insuficiencia renal, pero existen algunos antibióticos, sobre todo algunos que son inyectables de la familia de los aminoglucósidos, que pueden causar sordera total.
  5. Cuidar los resfriados. No hay que medicarse de más, los resfriados se curan solos con reposo y líquidos, pero es importante evitar subirse a un avión cuando uno está constipado, porque se pueden dañar los oídos.
  6. Atiende cualquier problema auditivo con prontitud. Si experimentas cualquier cambio brusco en la audición, dolor de oído, o salida de secreción, hay que atenderse lo más pronto posible. Hay algunas enfermedades del oído que si no se tratan de inmediato se pierde la oportunidad de recuperar la audición.
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¿Cuándo debemos realizar una revisión de nuestros oídos?

Los niños deben realizarse una prueba auditiva al nacimiento (tamiz auditivo), al entrar a primaria y a secundaria. “En la edad adulta es importante que los adultos a partir de los 45 o 50 años se hagan una audiometría al menos cada 2 años, poniendo especial atención en personas que padecen enfermedades degenerativas del sistema nervioso. El alzheimer y diferentes tipos de demencia son padecimientos que están al alza en personas que tienen pérdida auditiva”, señala el Dr. Corvera.

En conclusión, es importante acudir con un otólogo, que es el especialista del oído, ante cualquier variación en la audición.

Imágenes cortesía de Georgiev, himanova y kleberpicui
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