El fracaso es un sentimiento que nos aborda cuando no logramos realizar lo que nos proponemos. Aunque pareciera que todas las personas pudieran sentirse frustrados ante este hecho, no es así. El fracaso puede sentirse en ocasiones como abrumador y podemos no encontrar fácilmente la salida. Algunos lo tomarán tan sólo como una forma de aprendizaje, pero en otras personas esto mismo podrá desencadenar en una fuerte depresión.
¿A qué se debe esto? A nuestra propia personalidad, a la manera en que afrontamos cada uno de nosotros los retos y sus consecuencias.
Nuestra personalidad está formada por nuestro carácter y temperamento. El temperamento es la información con la cual nacemos, es nuestra forma de ser desde el principio de nuestros días. De esta manera, cuando se observa a un bebé y su entorno, podemos escuchar expresiones como: “Es muy enojón”, “Mira qué tranquilo” “Parece un poco tímido”, etc. Mientras tanto, el carácter se va formando poco a poco con todas las experiencias que tenemos en nuestra vida. Por lo tanto, la personalidad se irá desarrollando, al combinarse temperamento y carácter.
Asimismo, la forma en que fuimos educados tendrá gran importancia a la hora de afrontar la frustración que causa el fracaso; por ejemplo: un niño al cual se le exige que cumpla con diversas actividades y no se le permite ningún margen de error, tenderá a sentir el fracaso como una gran frustración; mientras que, por otro lado, al niño que se le apoya y se le hace ver que cuando, en determinado momento, algo no sale bien nos sirve de experiencia para después, podrá soportar de mejor manera los fracasos y evitar sentirse frustrado ante este tipo de situaciones.
Otro factor importante es la influencia que ejerce la sociedad; constantemente nos llegan mensajes informándonos de los altos índices de desempleo y de la alta competitividad que debemos de poseer si deseamos concursar para obtener un buen puesto de trabajo. Esto nos obliga a estar en constante competencia, si no con las demás personas, con nosotros mismos, temiendo que si cometemos un error, no tendremos oportunidad en un futuro.
Algunos consejos para afrontar el fracaso son:
– Pensar en las ventajas que conlleva cuando cierta situación tiene consecuencias inesperadas.
– No siendo tan exigentes con nosotros mismos
Si sentimos el fracaso como un factor que no nos permite continuar con nuestra vida, de una forma abrumadora, es importante acudir a una terapia que nos permita entender por qué nos sentimos así, con el fin de afrontarlo de una mejor manera.