Ante la conmoción que ha causado un nuevo estudio científico sobre los peligros del maíz transgénico, investigadores del Cinvestav se muestran escépticos.
Esto, ya que señalan que el laboratorio de la Universidad de Caen en Francia empleó en sus experimentos una raza de ratas que desarrollan tumores espontáneos y daños múltiples a órganos, sin depender del tipo de alimentación, ya fuera maíz transgénico o convencional.
Adicional a esto, el escrutinio técnico-científico demuestra el perfil consistente en las investigaciones de Gilles-Eric Seralini, profesor de la Universidad de Caen y director del estudio: protocolos deficientes, tendenciosos, ausencia de los más mínimos estándares en investigación y rechazo a la biotecnología, comentaron Beatriz Xoconostle Cázares y Roberto Ruiz Medrano, investigadores del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Cinvestav.
De hecho Seralini se niega a proporcionar sus cuadernos de experimentos (en el que detalla cómo alimentó durante dos años a 200 ratas de tres maneras distintas: sólo con maíz transgénico NK603, con maíz transgénico NK603 tratado con Roundup -el herbicida más utilizado del mundo- y con maíz no modificado tratado con el herbicida), señaló la también ganadora del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) 2003.
Ambos científicos comentaron que la experimentación fue financiada por el Consejo Científico para la Investigación Independiente sobre la Ingeniería Genética (CRIIGEN), una organización abiertamente en contra de la ingeniería genética, de la que Seralini es director de su consejo, que a su vez recibe fondos de importantes cadenas de supermercados abiertamente opuestas al uso de organismos genéticamente modificados en Europa.
Xoconostle Cázares, experta en microbiología y biología vegetal, hizo hincapié en que esta investigación se realizó en el secreto más estricto; “aun así, el desarrollo del trabajo fue filmado y documentado para que apareciera al mismo tiempo un libro y una película sobre el mismo tema, como si los autores ya supieran de antemano los resultados; después de todo, las ratas de laboratorio Sprague-Dawleygenerarían de cualquier manera tumores, sin importar el tratamiento”.
Señalaron que hasta el momento México no tiene cultivos de maíz genéticamente modificado (GM) que hayan sido aprobados para su uso comercial,pero debido a la baja productividad de nuestros actuales métodos de cultivo y a nuestro alto consumo, necesitamos importar la cantidad de más de 10 millones de toneladas métricas de maíz al año (transgénicas). Mientras que el consumo de maíz GM en Estados Unidos alcanza 85%.
Su ingestión en humanos fue autorizada por autoridades sanitarias nacionales e internacionales y de manera consistente, no existen estudios epidemiológicos en ambos países que muestren semejante daños en la salud ni en animales de laboratorio y mucho menos en humanos, ni siquiera después de haberse consumido por más de 15 años; contrario a los datos obtenidos por Seralini.
Aunque el polémico artículo sobre los OGM titulado “Toxicidad a largo plazo del herbicida Roundup y un maíz genéticamente modificado tolerante a Roundup”, publicado por el grupo de Gilles-Eric Seralini atribuye el efecto en ratas al herbicida y no a la ingeniería genética, las plantas resistentes a herbicidas han demostrado ser inocuas a través de pruebas toxicológicas en diferentes laboratorios del mundo, acotaron.
Para los expertos en biotecnología de plantas del Cinvestav, este tipo de información puede repercutir en países como México, donde los recursos para investigación son limitados y noticias como ésta pueden aumentar la ola de desinformación y poner en riesgo la precaria experimentación en biotecnología.
Por lo pronto, Francia, ultraconservador en el uso de estas herramientas, ha declarado una moratoria y un estudio extenso; mientras que Rusia suspendió la importación de maíz transgénico de la multinacional Monsanto.
Para concluir, Beatriz Xoconostle Cázares, quien ha publicado más de 50 artículos científicos internacionales, dijeron que la generación de plantas transgénicas es una aplicación de la biotecnología, la cual es una herramienta neutra; dependerá de la creatividad del investigador el producir una planta mejorada que contribuya a resolver un problema al productor o consumidor, acorde con su contexto social, cultural y ecológico.
Mediante el uso de esta tecnología, es decir la modificación e introducción de genes, se ha permitido acelerar la obtención de variedades vegetales con mejores características de manera dirigida, a diferencia del mejoramiento convencional; ejemplos como resistencia a insectos, bacterias y hongos, o tolerancia a sequía y frío son casos representativos, dijo la científica, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Cinvestav es un organismo descentralizado del Gobierno Federal adscrito a la Secretaría de Educación Pública.