El estado de nuestra salud está asociado invariablemente a factores hereditarios y a los hábitos adquiridos a lo largo de la vida. Buenos o malos, los vamos incorporando en nuestro estilo de vida, muchas veces, sin darnos cuenta. Por ello, es conveniente reflexionar y hacer conciencia sobre nuestros hábitos cotidianos, desde lavarnos las manos, los dientes o las posturas que adquirimos al sentamos o al dormir.Sobre nuestra alimentación ¿qué tan buena y sana es? si tenemos una ingesta exagerada de grasas saturadas o el consumo de productos con conservadores químicos, es muy probable que la vamos a pasar mal en el futuro. ¿No será mejor opción las frutas, vegetales orgánicos y observar el origen de lo que comemos con más detenimiento?
Sabemos que un hábito saludable es hacer ejercicio. Sin embargo, resulta paradójico que lo intoxicamos cuando fumamos y bebemos alcohol. El hecho de vivir en una ciudad tan contaminada nos da una condición de desventaja que va mermando nuestra salud.
El descanso es muy importante para reparar nuestros sistemas, llenarnos de energía y poder rendir durante el día, todos los sistemas se alteran si no le damos la oportunidad a nuestro organismo de regenerarse.
Lo que leemos y escuchamos, también afecta nuestro estado de ánimo y puede impactar en nuestra salud. Por lo que deberíamos ser muy selectivos con lo que leemos, vemos a través de la televisión, la Internet o los mensajes que escuchamos por la radio, pues eso nutre nuestro espíritu o lo envenena, de tal manera fomentemos una mente saludable.
Incluso la ropa que usamos, también afecta nuestra salud. Cuando usamos prendas con alto contenido de fibras sintéticas, puede llegar a cambiar nuestro estado de ánimo o hacernos sentir incómodos. Pero no es sólo eso, nuestro organismo reacciona de diversas maneras: a veces la piel se irrita, cambia el PH y la sudoración se hace más intensa, o hasta generar alergias. Tenemos que ser cuidadosos en la selección de nuestra ropa y regresar al uso de materiales más naturales como el algodón.
Asimismo el uso de cosméticos, tintes, champús, cremas o desodorantes que están elaborados con conservadores, perfumes y productos químicos pueden dañar la salud. Es nuestra responsabilidad buscar alternativas que no perjudiquen nuestro estado de salud, nuestra economía, ni el medio ambiente.
Hacer conciencia y revisar nuestros hábitos puede ayudar a cuidar nuestro bienestar, ser mejores personas, más sanas, plenas y en armonía con el medio en el que nos desenvolvemos.
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