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El 50 por ciento de los niños menores de 3 años padece anemia infantil, una enfermedad que generalmente se trata con una dieta destinada a aumentar el consumo de alimentos ricos en hierro, como la carne, y a aumentar su absorción combinándola con frutas ricas en vitamina C, ya que para que el hierro se absorba mejor, necesita vitamina C en la misma digestión.
Para cubrir las necesidades nutrimentales del bebé y asegurar su sano desarrollo, a partir de los seis meses de edad, la lactancia materna se debe complementar con la introducción progresiva de nuevos alimentos, así lo comentó la Dra. Regina Ramírez, Nutrióloga Pediatra.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el bebé reciba alimentos complementarios con una frecuencia de dos a cuatro veces al día, a partir de los seis meses de edad y de acuerdo a cada etapa de su desarrollo.
¿Qué es la anemia infantil?
Se caracteriza por una disminución del número de glóbulos rojos en la sangre, que son los encargados de trasladar el oxígeno a todos los órganos del cuerpo, gracias a la hemoglobina (proteína importante para nuestro organismo) que contienen.
Su causa más frecuente es la falta de hierro, un mineral necesario para la formación de la hemoglobina de la sangre. Otra causa habitual suele ser la dificultad para absorberlo.
Sin embargo – señala la nutrióloga- que la palidez en el tono de la piel, el cansancio y la falta de energía en los niños puede ser un foco rojo para detectar anemia en nuestros hijos.
Causas de la anemia
La anemia puede estar causada por distintos motivos:
- La falta de hierro o dificultad para absorberlo aunque también puede provocarla una alimentación pobre en alimentos ricos en hierro
- Las enfermedades parasitarias intestinales
- Algunas enfermedades o infecciones
- La ingesta de leche entera de vaca u otros animales en menores de un año porque al parecer puede producir una pérdida de glóbulos rojos
- La exposición continuada al plomo que producen las fábricas de pinturas, tintes, baterías y talleres.
La deficiencia de hierro es la principal causa de la anemia infantil. Una «el plan de alimentación de Gerber, es una sencilla guía que ayuda a las mamás a conocer qué, cómo, cuánto y cuándo debe de dar a su pequeño en cada una de las etapas de su desarrollo para mantenerlo saludable”.
La importancia de la alimentación complementaria
A partir de su nacimiento y durante su primer año de vida –agregó la especialista- el bebé presenta un crecimiento físico acelerado, así como el desarrollo de su función cognitiva. La calidad de la alimentación que reciba en esta primera fase influye no sólo a nivel nutricional, sino también en su bienestar integral.
Existen ciertos nutrimentos clave que deben estar incluidos en la alimentación complementaria del bebé, tal es el caso del hierro que contribuye a prevenir la anemia y cuya deficiencia disminuye las reservas del pequeño, con consecuencias a largo plazo.
Los alimentos complementarios ideales para los bebés son aquellos ricos en nutrimentos como el hierro, zinc, calcio, vitamina A, vitamina C y ácido fólico.
Para asegurar que el bebé reciba todo lo que necesita para su sano desarrollo, es importante ofrecerle una dieta variada y equilibrada que incluya frutas y verduras, cereales, además de leguminosas y alimentos de origen animal, puntualizó la nutrióloga.
La doctora Ramírez acentúo que existe una gran variedad de alimentos infantiles adecuados para ayudar a las mamás en la transición de la leche materna a la dieta de la familia. Estos alimentos deben proporcionar gradualmente texturas y sabores de acuerdo a la madurez del bebé.
“Las papillas Gerber están hechas en porción, ingredientes y textura específicos para cada etapa del crecimiento del bebé, de los seis hasta los 36 meses de edad y están fortificadas con hierro, ácido fólico, vitamina C y zinc, para prevenir la deficiencia de estos nutrimentos esenciales y apoyar su desarrollo físico y mental”, concluyó la especialista.
