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“Entre riñones y riñones artificiales”
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Hace algunas semanas tuve un pequeño accidente. Saliendo del baño, de regreso a mi mesa en un restaurante, estornudé y ¡ups!, sentí cómo se me salía un chorrito de pipí. Regresé de inmediato al baño para tratar de secarme y ver si se notaba mucho. Salvo ponerme bajo el secador de aire para manos, ¡no se me ocurría nada! Por fortuna, el “chorrito” no había sido tan abundante en realidad, y cuando por fin me decidí a salir del baño, me olvidé del asunto en unos minutos.
Mi ginecólogo me tranquilizó al decirme que era común durante el embarazo, que no me preocupara, sólo debía realizar concienzudamente mis ejercicios de Kegel. Normalmente, después del parto desaparece el problema (excepto si me realizan la episiotomía, en cuyo caso el problema podría persistir durante algún tiempo).
Se llama incontinencia urinaria de esfuerzo, es el tipo de incontinencia más común entre las mujeres y se presenta por diversas causas. En el caso del embarazo se debe al debilitamiento del esfínter urinario por el peso del bebé y la presión que ejerce sobre la vejiga.
Alrededor del 30% (casi 10 millones) de las mujeres mexicanas mayores de 18 años, sufren algún tipo de incontinencia urinaria. Lo más preocupante es que muchas no lo saben, y si lo saben, en lugar de atenderlo, lo ocultan por vergüenza y desconocimiento de que es un problema que puede curarse o controlarse.
“La incontinencia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma. Es la incapacidad para controlar de manera voluntaria la evacuación de la orina, puede tener causas físicas o psicológicas, y normalmente el trastorno desaparece en cuanto se eliminan esas causas” (i.e. lesiones en la médula espinal, enfermedades del aparato genitourinario como problemas de la próstata, embarazo y parto, entre otros).
Pequeñas pérdidas de orina al toser, reír y pujar.
Representa la mitad de los casos existentes. Muy común en mujeres que han tenido varios partos y en mujeres mayores, aunque también se presenta en mujeres más jóvenes. Se relaciona con la debilidad de los músculos pélvicos. Puede controlarse por medio de tratamiento médico o, en casos extremos, con cirugía.
Urgencia para orinar. Aumento de la frecuencia urinaria. Poco volumen de orina.
Aunque es más común en la gente mayor, puede ocurrir a cualquier edad. Es la incapacidad de controlar la salida de la orina una vez que se ha sentido el deseo de orinar. Típicamente, el volumen resulta ser muy poco. Las causas van desde infecciones del tracto urinario, problemas del sistema nervioso central hasta obstrucción urinaria. Puede tratarse con medicamentes específicos o con cirugía.
Tiene lugar cuando la vejiga no se desocupa completamente y luego se llena a su capacidad máxima. Entonces hay pequeñas fugas de orina cuando se presenta alguna presión abdominal. Posibles causas: debilidad del músculo de la vejiga, diabetes, lesión de médula espinal, entre otros. El riesgo de este tipo de incontinencia es que la orina pueda regresar a los riñones, dañándolos de forma importante. Es muy importante consultar al médico para recibir el tratamiento adecuado.
Debido principalmente a diferencias anatómicas, las mujeres tenemos el doble de frecuencia de incontinencia que los hombres.
Aunque por lo general se asocia este problema con la vejez, la incontinencia ni es inevitable, ni es normal. En la mayoría de los casos puede controlarse o incluso curarse, y no debe impedir a la gente llevar una vida normal. No obstante, sabemos que sus efectos psicosociales pueden ser devastadores: pérdida de autoestima, discontinuidad en las actividades laborales, sexuales y sociales, sentimientos de humillación personal, vergüenza, ansiedad, depresión y aislamiento social.
Lo más común es que, quienes sufren de incontinencia urinaria llevan a cabo diversos tratamientos como el uso de pañales, toallas femeninas, colectores o bolsas de orina. No obstante, existen alternativas para controlarlo que van, desde el entrenamiento de la vejiga a través de ejercicios que desarrollan los músculos pélvicos, hasta cirugías correctivas, pasando por el uso de medicamentos, dependiendo del caso.
El hecho es que la incontinencia urinaria puede tener un efecto negativo en la calidad de vida mayor, incluso, que la provocada por algunas enfermedades como la diabetes o la hipertensión” Por lo que es importante saber que existen muchas alternativas de tratamiento, que dependen del tipo de incontinencia que se sufra, así como de las condiciones de vida de cada paciente.
Fue muy revelador saber que mi “accidente” no fue simplemente eso, sino un síntoma de alguna disfunción que, aunque bien podría ser temporal, es necesario atender para evitar mayores complicaciones. Debo confesar que he sido muy floja para hacer los ejercicios Kegel por sencillos que parezcan. Pero lo menos que quiero es que, por negligencia, mi hija de 6 años me venga a preguntar con ojitos traviesos, “¿volviste a hacerte pipí mami?” Así que, sin más pretextos atenderé las recomendaciones de mi médico y pondré manos a la obra… o mejor dicho, ¡músculos pélvicos a la obra!
Para el caso específico de las mujeres, hay tratamientos como el Parche o Tapones desechables (Uromed o Miniguard Patch; Reliance Urinary Control Insert) que ayudan a retener la orina en casos de escapes de poco volumen . Pueden conseguirse en farmacias en Estados Unidos. Existe también la alternativa de colágeno inyectado, que engrosa el área alrededor de la uretra para mejorar el control de la orina, o el estrógeno para mujeres que han llegado a la menopausia. Este último puede tomarse, utilizarse como parche sobre la piel o colocarse en forma de crema o de anillo en la vagina. Tanto el colágeno como el estrógeno deben ser recetados por un médico . Un urólogo, ginecólogo o un fisioterapeuta están capacitados para atender esta condición. ¡Consulta a tu médico!
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Definitivamente, nuestro ajetreado estilo de vida nos ocasiona diversos padecimientos que tarde o temprano afectarán seriamente a nuestra salud si no los atendemos oportunamente.
El estrés, los trastornos del sueño o la migraña, son algunas de las afecciones más comunes y que tal vez tú no sepas que las padeces. Si sufres de intenso dolor de cabeza que dure de 4 a 72 horas, no soportas los ruidos y te molesta la luz, ten mucho cuidado porque podrías tener migraña.
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Todavía en nuestros días, miles de niños en México nacen con problemas auditivos, e incluso, sin la posibilidad de escuchar. La sordera es un padecimiento que afecta el desarrollo emocional de los niños y los limita para desenvolverse adecuadamente en su entorno. Sin embargo, es importante saber que la mayoría de las sorderas son reversibles cuando se diagnostican y tratan a tiempo, como las ocasionadas por infección. Un procedimiento adecuado podría ser la diferencia.
Una alternativa para los pequeños con este padecimiento es el implante coclear, un aparato que estimula el nervio auditivo de forma eléctrica que permitirá a los niños arreglar el problema en sus oídos, así como escuchar. Esta opción funciona en los pacientes de sordera profunda.
Se recomienda que los niños que reciban este implante se encuentren en edad temprana (menos de dos años), ya que podrán reconocer los sonidos y la comprensión del lenguaje complejo.
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Una concepción diferente, auténtica y con fuerte dosis humana de la relación madre-hijo, la encontramos en Transamérica, una producción independiente estadounidense, de bajo presupuesto y escasa promoción, que ya está disponible en video, donde lamentablemente languidece perdida en los anaqueles de los video clubes. En verdad vale la pena esta cinta por su reveladora visión sobre la compleja relación entre un travesti, obsesionado en realizarse una operación de cambio de sexo, y su hijo adolescente al que prácticamente no conoce y con quien, por peculiares circunstancias, debe convivir.
Es un drama profundamente intimista que se adentra con hondura en el interior del alma humana y en la psicología de un personaje singular: el ser humano que decide enfrentar todos los obstáculos, los convencionalismos morales y la presión social para revertir el sexo que la naturaleza le dio. Lo que se construye es un testimonio de la identidad individual y al mismo tiempo, el filme ofrece una visión social que induce a una reflexión sobre qué es, cuáles son las barreras y los límites, y qué es lo que define los vínculos maternos.
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Un parto natural o con cesárea necesita de recuperación física y emocional. Recobra tu energía y familiarízate con el integrante. Los primeros meses son de visitas y mucho trabajo en casa que difícilmente podrás atender. No te preocupes, eso puede esperar; trata de enfocarte en ti misma para poder empezar con las actividades. El pequeño, por lo pronto, sólo comerá y dormirá. Apóyate en alguien que te ayude con las tareas difíciles y duerme siestas mientras el bebé hace lo propio. Recuerda que parte de tus horas de sueño y descanso serán importantes en tus estados de ánimo y fuerza física. Él necesita de una mamá flamante y renovada, aspectos que el reposo te regala.