La avena es uno de los alimentos más completos en su contenido nutricional porque aporta más del 13 por ciento de proteínas (el más alto dentro de los cereales), además de fósforo, magnesio, hierro, manganeso y vitamina B1.
Así lo explica la nutrióloga Jeannette González de la Fuente, quien agrega que la avena aporta además potasio, calcio, selenio, silicio, cobre, zinc y vitaminas E, B2 y B3, junto con un buen número de antioxidantes y antiinflamatorios como las avenantramidas.
La nutrióloga de la Fuente, vocera de Conexión Saludable Granvita reconoce que a pesar de la avena goza de muy buena fama, todavía existen diversas creencias sobre su consumo, y por ello, nos devela los mitos y verdades de este alimento delicioso, nutritivo y fácil de consumir. ¡Toma nota!
Mito 1. La avena sólo debe consumirse por la mañana. FALSO
Este mito se deriva de la idea de que el desayuno es la comida más importante del día, y de la creencia de pensar que la avena debe consumirse con leche, fruta, galletas u otras preparaciones, que relacionamos con la mañana.
Consumir avena puede hacerse en cualquier momento del día. Lo único que debemos tomar en cuenta son los requerimientos nutricionales para cada persona, ya que cada uno necesitamos una cantidad de micro y macronutrientes para mantenernos saludables.
Mito 2. El consumo habitual de avena sustituye los nutrientes del consumo de proteína animal. FALSO
Si bien la avena contiene muchos nutrientes por sí sola, no posee el mismo aminograma (aminoácidos) contenido en la proteína de origen animal. Ambos alimentos contienen grupos de macronutrientes diferentes, en donde la avena se torna carbohidrato y la proteína, otro independiente. Es importante por ello, no sustituir uno con otro y sí llevar una dieta variada y suficiente.
Mito 3. La avena ayuda a reducir el colesterol malo en la sangre. VERDAD
En efecto, la avena nos ayuda a disminuir el colesterol malo (LDL), por su contenido en betaglucanos, sustancia que disminuye el colesterol en la sangre; y nos ayuda a aumentar ligeramente el colesterol bueno (HDL).
Varios estudios han comprobado que el consumo de avena reduce el riesgo de enfermedades coronarias, por lo que consumirla habitualmente nos permite tener un corazón sano.
Mito 4. La avena nos ayuda a desarrollar masa muscular. VERDAD
Si bien, el desarrollo muscular depende de diversos factores, uno de estos es la recuperación y mantenimiento por medio de la alimentación, por lo que la avena podría representar un maravilloso auxiliar para el aumento de la masa muscular.
Mito 5. La avena nos ayuda a adelgazar. VERDAD
Este alimento por sí solo no adelgaza, pero por supuesto que apoya en el proceso de la pérdida de peso. Esto se debe a sus múltiples propiedades antioxidantes, y su alto contenido en fibra, con lo que mejora el proceso de digestión y evita el estreñimiento.
Además, gracias a su fibra contenida (Betaglucanos) que al entrar en contacto con el agua se hincha y aumenta su tamaño, genera saciedad al comer, lo que reduce la posibilidad de ingerir más de lo necesario. También, al combinarla con actividad física, se favorece la pérdida de grasa y el aumento de masa muscular.
Mito 6. La avena engorda. FALSO
La avena aunque contiene calorías, debido a que tiene como ya lo hemos dicho macronutrientes que dan energía, es un alimento que por sí solo no hace que se aumente de peso.
Y eso porque cuenta con antioxidantes, fibra y propiedades desinflamatorias, lo que la hace un buen alimento dentro de regímenes de disminución de peso.
Integrar este cereal a nuestra dieta, nos confiere de una serie de beneficios que, quizá no nos quedaban claros. La experta Jeannette González de la Fuente, dice que el consumo de la avena es fundamental, porque “de los cuatro cereales más consumidos en el mundo que son arroz, trigo, maíz y avena, los tres primeros no los consumimos de manera integral, por no procesarse como grano entero».
Y agrega que «la industria, al hacerlos más fáciles de preparar y más ricos, les eliminó la fibra que se encuentra en la capa externa del grano o en su cáscara, y eso provoca que sólo consumamos el almidón y un muy bajo porcentaje de fibra. La avena en cambio, contiene la fibra en toda su estructura y no solamente en su exterior, de tal forma que nunca deja de ser integral o de grano entero”, puntualizó la experta en nutrición.